Luis Acha Iturmendi, director de la fundación Mercedes Calles, siente devoción por la patrona desde niño ya que en su casa la Virgen formaba parte de la vida cotidiana.

-¿Cuál es su relación con la patrona?

-De Madre a hijo. Los católicos concebimos a la Virgen como Madre de Dios y Madre nuestra. En casa somos cofrades y la llevamos en el corazón.

-¿Desde cuándo esa devoción por la Virgen de la Montaña?

-Desde niño. En mi casa la Virgen de la Montaña nos acompañaba en la vida cotidiana. Su presencia era aparentemente imperceptible, pero en los momentos importantes nuestra relación familiar con Ella se manifestaba. Desde la infancia aprendimos a dar las gracias a Dios y a la Virgen de la Montaña.

-¿Qué hace tan especial a la Virgen para la ciudad?

-La Virgen de la Montaña es la patrona y la consideramos como nuestra. Independientemente de creencias, la Virgen es lo más sagrado de nuestra ciudad. Intocable, respetada y todo un símbolo de identidad. Cada año, cuando baja por estas fechas a Santa María es visitada masivamente por ciudadanos de toda condición y creencias. La ciudad se rinde a sus pies.

-¿Qué recuerdos tiene de esta festividad y de la Virgen?

-Los recuerdos son innumerables y a lo largo de toda la vida. El deseo que llegara el día de la bajada, el himno de la Virgen sonando en la radio, ir al encuentro a Fuente Concejo, la llegada a la plaza mayor, la despedida y acompañamiento al Santuario de romería con bocadillos para toda la jornada. Especial fue el día de presentación de nuestro hijo recién nacido a la Virgen.

-¿Le pide cosas?

-Sí, protección para todos los míos y fuerzas para seguir adelante y que todos los problemas se arreglen. No olvidemos que nuestra Virgen de la Montaña nos escucha y nos salvaguarda en los momentos difíciles.