Joaquín Gonçálvez es fontanero de profesión y profesor del Sexpe en su especialidad. Ya había visto algunas acometidas de plomo al trabajar en la Ciudad Monumental, donde también vive. Cuando supo los valores que había dado la primera vivienda, se sumó a los análisis. «Mi casa, en la plaza de Santiago, dio menos de 10, no fue una sorpresa, lo intuía», confiesa.

Al ver la dimensión del problema en algunas viviendas, y la preocupación de los vecinos, Joaquín, que forma parte del grupo de trabajo sobre el plomo, está dedicando su tiempo libre a visitar la treintena de viviendas que se sometieron a los primeros análisis. «De las 24 casas que he visto, ningún vecino tiene plomo en el interior, está del contador hacia fuera. Hay que buscar una solución, porque en la mayoría de las viviendas afectadas viven niños», advierte. También recuerda la dificultad de cambiar las acometidas en la parte antigua, por lo que estima, al igual que sus vecinos, que la administración debe dar el paso.