Tendría que ser una de las avenidas más emblemáticas de Cáceres por sus vistas únicas y privilegiadas a la parte antigua, el tránsito de turistas y su proximidad al entono fluvial del Marco, pero la ronda de Puente Vadillo se asemeja más bien a unas eras de la periferia con un mantenimiento ocasional. Desde hace una década se suceden proyectos para su renovación, aunque no acaban de ejecutarse y la realidad es otra: muros caídos, falta de acerado, un carril bici inservible, maleza por doquier, una peligrosa caída al Marco sin vallas protectoras, suciedad y mucha solución de hormigón.

Así lo denuncian los vecinos y viandantes que frecuentan la zona, muy transitada por vehículos, ciclistas, paseantes y universitarios que van al campus. Pese a este trasiego, el tramo más amplio, desde las instalaciones de Iberdrola (donde acaban las viviendas) hasta el cruce con la carretera de Trujillo, ni siquiera tiene acerado en uno de sus márgenes. La vegetación crece directamente sobre el asfalto, incluso ocupa el carril bici y obliga a los ciclistas a meterse en la calzada. Enfrente sí hay acera, pero se construyó hace años con hormigón y algunas zonas han desaparecido, otras están cubiertas de hierba y muchas se han levantado por las raíces de los árboles, cuyos alcorques son pasto seco.

No sólo se trata de estética. En este punto las aguas del Marco corren paralelas a la calzada con más de dos metros de desnivel y no existen vallas. En los tramos con mayor altura sí se construyeron muros de hormigón, pero son discontinuos y varios están resquebrajados. Además, las ramas tapan alguna señal de tráfico y pueden verse troncos partidos. No hay pasos de peatones y los criterios de accesibilidad para discapacitados simplemente no existen. "Y ello pese a que la ronda es un rally, porque la limitación de 50 kilómetros/hora se la saltan todos los días a la torera", denuncia una vecina.

La suciedad hace el resto. El PERIODICO ha podido comprobar como el Marco discurre lleno de plásticos, cajas y envases, incluido un pequeño cerdo muerto arrastrado por la corriente. En el tramo final, las aguas residuales del colector salen a la luz y se mezclan con el arroyo. "Estamos cansados de pedir que el Canal limpie el cauce", lamentan las gentes de las huertas.

La familia de Francisca Rebollo lleva 150 años en este enclave y es testigo de la falta de actuaciones. "El colector que pasa junto a nuestras casas se construyó hace medio siglo y sigue siendo el mismo, pero con el triple de población. Cuando llueve, la zona de inunda", lamenta.

Los vecinos aseguran que el entorno de Vadillo se mantiene gracias a sus cuidados. "No nos cabe en la cabeza que no se aproveche este agua, es un derroche", comentan Manuel y Enrique sobre un viejo puente, por donde el Marco corre deprisa incluso a finales de verano.