Cerca de 50.000 besos a la cacereña bonita . Son las previsiones de la Cofradía de la Virgen de la Montaña que ayer inició el besamanto con el que comienza la cuenta atrás del novenario de la Virgen de la Montaña en la ciudad --mañana regresa al santuario--. A las ocho de la mañana de ayer se inició el ritual que cada año lleva a miles de cacereños ante los pies de la patrona, y desde ese mismo instante no se detuvo el flujo de visitantes, con las habituales colas durante la tarde.

Para la ocasión se han impreso 50.000 estampas en blanco y negro, que reproducen una fotografía de la patrona tomada en el año 1929 por un autor desconocido y que se entregan a todos los que besan el manto. "Esperemos que este año no suceda como en otras ocasiones en las ha sido tal la afluencia de público que las estampas se han agotado y hemos tenido que entregar las de otros años", explicaba ayer el archivero de la cofradía, José Manuel Romero. Aun así, no se ha incrementado la tirada de estampas respecto al año pasado, a pesar de que ya entonces hubo que recurrir a otro modelo del año anterior después de que se agotaran las que habían impreso para ese año.

"Según nos dice la policía local están pasando una media de 30.000 personas al día", explica el cofrade, cifra que supera la afluencia de años anteriores y que se incrementa tradicionalmente durante los días del besamanto, que continúa hoy de forma ininterrumpida entre las ocho de la mañana y las doce de la noche.

En tisú y oro

Cada uno de esos besos se estampará sobre la tela de tisú y oro liso adornado con entredoses de oro que componen el modelo confeccionado por las religiosas del santuario, expresamente para el besamanto. El que luce este año es uno de los cuatro con los que cuenta para este momento, menos ostentoso, aunque no menos lucidos que los que viste habitualmente, con el fin de evitar el deterioro ante el trasiego de visitantes, poder limpiarlos con facilidad cuando concluyen las jornadas de besamanto y por motivos de seguridad.

"Estos mantos no pueden llevar relieves como los otros, ya que los hilos de metal con los que se bordan algunas de las telas podrían producir cortes en los labios", explica. Otra particularidad de estos modelos es que son los más largos de todos los que luce la patrona cacereña --hay otros modelos un poco más cortos que lleva durante los traslados y el más habitual, que es el que viste en el trono--, con el fin de que la gente pueda acceder a ellos con facilidad.

Sí se han incrementado, por el contrario, la cifra de roscas de anís que, como cada año, se venden en la puerta del palacio episcopal por 80 céntimos la unidad. Entre ayer y hoy se repartirán un total de 9.000 piezas, 2.000 más que el año pasado.