De Cáceres a Madrid. De la fundación Mercedes Calles Carlos Ballestero al museo del Prado. Ese fue el camino que recorrió ayer una pieza de Mariano Fortuny. La obra ‘Poblado cabileño’ lucía hasta ayer en la exposición ‘De Fortuny a Sorolla’ que organiza la fundación en su sede de la Casa de los Becerra hasta el pasado 15 de octubre. La muestra reunía más de medio centenar de piezas de la colección Gerstenmaier con rúbricas como la de Raimundo Madrazo, Joaquín Mir, Santiago Rusiñol, Ignacio Zuloaga, Joaquín Sorolla y el mismísimo Fortuny y hacía un recorrido por géneros y estilos artísticos.

Como si hubiera leído la mente del museo cacereño, el Prado, una de las instituciones artísticas más visitadas del mundo, prepara una muestra en torno a la figura de Fortuny que prevé inaugurar el 21 de noviembre y que lucirá en las salas del edificio Jerónimos y para completarla reclamó a la fundación una de las piezas que lucía en la capital cacereña. Fue ayer precisamente cuando se produjo el traslado de la obra al museo madrileño que ultima detalles para lo que consideran como una «muestra excepcional e irrepetible». «El museo del Prado presentará una gran exposición antológica dedicada a uno de los artistas españoles del siglo XIX que ha gozado de una valoración más sostenida y de mayor repercusión internacional».

Cabe recordar que Fortuny nació en Reus en 1838. Segúndetallan fuentes especializadas, en plena niñez quedó huérfano de padre y madre y su abuelo se ocupó de él. A pesar de su falta de medios, puso todo su empeño en dar a su nieto una excelente educación. En el año 1852 se traslada a Barcelona junto a su abuelo y trabaja en el taller del escultor Domingo Talarn. Ya en el año 1858 viaja a Roma becado y entabla amistad con otros artistas españoles.

Dos años después, la Diputación de Barcelona le encarga viajar a Marruecos para integrarse como pintor en el regimiento del General Prime durante la guerra. Esta experiencia influirá definitivamente en el estilo del artista, quien se siente atraído por los temas orientales y refleja en sus obras las luces y los colores que allí disfruta. El gran artista falleció de malaria en Roma en 1874.