Qué difícil es escribir sobre esta representación 'Misterios del Quijote', o que bien fácil es! Se puede clasificar de genial, como la novela de Cervantes ; o disparatada, disparada, alocada y divertida, como las denominaciones que Cide Hamete utiliza para nombrar a don Quijote: pobre caballero, desfacedor de agravios y sinrazones, Caballero de la triste figura, grandísimo loco, alma de cántaro, don Quijotísimo, don bacalao, alma de almirez, cuesco de dátil, hombre del diablo, pastor Quijotiz, Alonso Quijano el Bueno.

El Brujo es capaz de recontar episodios quijotescos con tanta pasión que termina por encarnar al personaje. Domina todos los recursos escénicos: lo mismo utiliza el humor, la picardía, la dulzura de la declamación que la gesticulación acompasada con música de hip hop, no sé bien, y mímica de gestos; y se recrea en la palabras con todas sus variantes de tonos.

Trae a relucir el pasado, el siglo del Barroco y el presente actual, mostrando especialmente reivindicativo y castigador con los responsables de mantener un IVA tan elevado al mundo de la cultura; mete en un saco todo lo que encuentra a su paso: a la señora de la rosa, a escritores, pintores, al taxista, a los políticos, a su padre y al Cristo Bendito; lo agita, y lo que sale es un batiburrillo que queda embelesado todo el público; porque sabe enlazar unas peteneras, como lo que le revela el taxista de Madrid, que no es Cervantes el autor del Quijote, sino que todo es una mentira tramada por el mismísimo Franco , unas inventivas y otras imaginativas con expresiones, ademanes, dicción que convierte la Compañía de Rafael Alvarez en una escuela de teatro, una clase de escenografía sin decorados, de disfraces sin cambios de vestuario, en un actor dentro de muchos actores; es por lo que tienen tanto éxitos sus monólogos. Lo único que permanece es el Brujo y sus brujerías, y lo único que cambia es la palabra hablada, silbada, chascada, cantada. Si tuviera que quedarme con una palabra sería misericordia inmortal, infinita como 'El Quijote'; sería la salvación del mundo. Los 'Misterios de El Quijote' se abren con una rosa y termina encontrando una nueva palabra, la que todos deseamos esperanzados hallar, y así es, la más enigmática, la antigua, la nueva, donde se encierran todos los misterios, el Santo Grial, la caja del Pequeño Príncipe. Casi olvido decir que el lleno hasta la bandera, y el aplauso, de pie el respetable.

Rafael Álvarez El Brujo se despidió del entregado público cacereño con un amplio aplauso-abrazo o abrazo-aplauso, da igual. Y termino con la recomendación que nos hizo Rafael Alvarez: nos anima a inventar algo y contarlo, como el propio Cervantes, que inventó y lo contó; y mostrando el icono que aparece en internet, me gusta; el mismo que utilizaban los romanos para desear vida.