Salvando las distancias que hay entre todos ellos, la sección de información religiosa de los medios de comunicación suele dejar bastante que desear. Si pudiéramos ver de un golpe de vista lo publicado en los últimos tiempos en relación con la vida de la

Iglesia, prácticamente todo ello está relacionado con el comportamiento poco ejemplar de los miembros de la misma y con la necesidad de eliminar cualquier atisbo de privilegio (¿?) que le pueda quedar.

La Iglesia que comienza su andadura después de la resurrección, tiene ya XXI siglos de historia, y hoy más que nunca quiero creer que está siempre en proceso de mejora, porque lo primero que hace en todas sus celebraciones es reconocerse pecadora.

Por eso, cuando la notica está perfectamente contrastada, aunque esta sea dolorosa, es asumida sin ningún problema.

Otra cosa es cuando la noticia es utilizada o destacada con el único objetivo de destruir todo lo que tenga relación con la vida de la misma, y nunca, nunca se destaque lo bueno de su actividad diaria.

Digo esto, por saber si alguno de los que seguís esta columna habéis leído en los medios de comunicación, los últimos días, algo sobre Silvio Báez, ¿Quién es este personaje?

Silvio Báez, es obispo auxiliar de Managua, y su relación con las autoridades actuales de este país, no es lo todo lo buena que debiera. Desde el estallido social del año pasado, Silvio se ha mostrado muy crítico con dichas autoridades y sobre todo con el presidente Daniel Ortega. Silvio y otros obispos han sido acusados de dar “un golpe de estado encubierto” cuando se pusieron del lado de los más pobres en la pretendida reforma de la Seguridad Social. Dicha crisis ha producido más de trescientos muertos en Nicaragua.

La situación ha llegado hasta tal punto que el martes pasado tuvo que emigrar, el propio Papa Francisco ha ordenado al obispo que deje el país y vaya a vivir a Roma, la amenaza de muerte era más que evidente. En la misa de despedida, los asistentes a la misma, los nicaragüenses, no se han reprimido a la hora de gritar “Silvio, amigo, el pueblo está contigo” o “viva la democracia, no a la dictadura”.

Esto es solo una muestra, pero creo que no es justo, me parece que la ética profesional deja bastante que desear en este asunto. consecuencia de la invasión es.