Con su decisión de abandonar Vox, el partido con el que se presentó a las elecciones del 26M, y de seguir en el ayuntamiento como edil no adscrito, Teófilo Amores ha cambiado la corporación local. Cuando lo que se esperaba tras la investidura era que Francisco Alcántara y los cuatro concejales de Cs entrasen en el gobierno local de Luis Salaya y de sus ocho ediles del PSOE, posibilidad que se fue diluyendo poco a poco, esta semana ha sido Amores el que lo ha alterado todo en una corporación sin mayorías, con más grupos políticos que nunca y en la que cualquier voto es decisivo, el suyo ahora mucho más porque ha dejado de tener ataduras políticas.

Pero que Amores no tenga ya esos lazos ni se deba a la disciplina de un partido no significa que Salaya tenga un cheque en blanco. El alcalde también tendría que contar con Unidas Podemos, de los que se olvidó en las negociaciones tras el 26M porque los números no daban trece, y además Amores, pese a abandonar el partido de Santiago Abascal, comparte su ideario, que fue con el que se presentó a los comicios locales, y debe ser consciente de que si está en el ayuntamiento no es solo por su persona, sino también por los votantes de Vox.

No obstante, la decisión de Amores de seguir, el acta de concejal es suya, es una excelente noticia para Salaya y su gobierno. Es mejor tener en la corporación a Amores, con su voluntad de colaborar con el gobierno de la ciudad con independencia del partido que sea, que tener a un nuevo concejal de Vox que sustituyese a Amores y con cuyo apoyo no podría contar para sumar junto con Unidas Podemos trece votos, que son los que en la corporación local dan la mayoría.

Amores no es el primer concejal no adscrito. Hay otros antecedentes muy cercanos. Felipe Vela dejó el grupo municipal del PP y el gobierno de José María Saponi. Y Marcelina Elviro abandonó el grupo socialista solo unos meses después de la marcha de Carmen Heras. Pero el caso de Amores es más relevante porque se ha producido antes, con solo cuatro meses desde el inicio de la legislatura, y su influencia en todo lo que ocurra en este mandato puede ser más decisiva.

Su marcha de Vox se produce por una pérdida de confianza que según afirmó es recíproca. De los 25 ediles de la corporación, Amores era el primer candidato a concejal no adscrito. Militaba en un partido nuevo y que ha tenido fuertes tensiones internas en Cáceres. Es alguien que ya está de vuelta y que no necesita la política. Se daban todas las condiciones para que en cuanto se le pidiese disciplina de partido, él saliese por la puerta, además con sus manifestaciones y opiniones lo dejó claro desde el principio.

Amores se ha asomado a la ventana de las cosas que se pueden hacer por tu ciudad desde un ayuntamiento. Eso es lo que le mueve y es lícito porque legalmente el acta es suya. Pero puede que no sea correcto porque si está en el ayuntamiento es gracias a un partido al que ya no representa. De momento ya ha cambiado una corporación local en la que ha sido y está siendo uno de los protagonistas.