TEtn realidad no sé si me expreso correctamente para decir que en estos últimos días estamos comprobando que vivimos en un país de "macarras"; de "caraduras" mendaces y desvergonzados que ya no les importa mentir con todo el aplomo, sin que les preocupe lo más mínimo el juicio público que puedan merecer; ya que su condición de "aforados" les salva de cumplir la ley, y con ello redondean sus cuentas corrientes, menoscaban el prestigio y buen nombre de todo el país y levantan una polvareda para ocultar el cieno de corrupción en el que chapotean.

Todo esto es la consecuencia de varios años de poder sin límites, en los que los legisladores, los administradores y los controladores de la vida pública han considerado que gozaban de licencia para hacer y deshacer a su antojo; para burlar todas las garantías que debe mantener un Estado y para saquear en provecho propio los fondos destinados a atender necesidades ciudadanas, urgentes y necesarias, que ellos consideran irrelevantes. "¡El poder corrompe!" Se decía, no hace mucho, para condenar cualquier forma de dictadura. "Y si el poder es absoluto, corrompe absolutamente"; se añadía como colofón del axioma.

En un "caldo de cultivo" como el que ha padecido España a lo largo de varias décadas del pasado siglo. Cuando todo estaba "atado y bien atado" en las manos de los clientes más significado de Su Excelencia, no es nada extraño que germinasen como hongos los más variados "macarras" de la fauna política; dispersando sus "esporas" de corrupción sobre la mayor parte del tejido social.

Pero, una vez concluido el intento de llevar a cabo una contundente transición -ideológica y moral- hacia formas de gobierno más normales y honestas, parece surrealista que sigamos en los mismos albañales de podredumbre, mendicidad y desvergüenza de los años de la "oprobiosa"; cuando la corrupción era el "sistema" mismo.

Con todo esto se demuestra que cuando las bacterias de la corrupción se instalan en un organismo vivo -como es la Administración española- seguirán fermentando, corroyendo y pudriendo a todas las "manzanas del cesto" si no se aplican remedios y vacunas más contundentes de las que aplicaron los protagonistas de aquella "Transición" desvirtuada. Pues, en la actualidad, siguen saliendo de todos los agujeros noticias e informaciones de "pactos" secretos, conversaciones en la penumbra y otras barreduras ocultas debajo de las alfombras, por las que se demuestra que la "Transición" tenía más de "transigencia" con ciertos modos y modas políticas, que permitían afianzar los intereses de ciertas "castas" y familias, que de "renovación" de decorados y telones para dar a la escena un aspecto amable, abierto, democrático y justo; que era lo que los españoles esperaban entonces.

Después de tanta represión y sometimiento, de tantos engaños y promesas frustradas, los españoles tenemos derecho a ser gobernados por gentes limpias y honradas -sin "clientelas" ni "ndranghetas" mafiosas- que logren apartar definitivamente a los "macarras" del poder.