Desde que Melina Mercuri y el Parlamento europeo gestaran la idea de potenciar la gran riqueza de las culturas europeas y el papel eminente de las ciudades en la formación y desarrollo de éstas, todo lo que se haga en pro de ello no será en vano. En este escenario, Cáceres aspira a ser capital cultural europea en el 2016, un reconocimiento de tal magnitud que no sólo beneficia al conjunto de los cacereños, sino a los extremeños en general. Sería deseable que todos nos implicásemos en lograrlo. Ayuntamientos, instituciones provinciales, regionales, empresas, asociaciones... deben unirse en un solo deseo: conseguir la capitalidad cultural, pues se sabe que todas las ciudades que han gozado de ese nombramiento han tenido tanto social como económicamente beneficios colaterales.

Ni que decir tiene que la ciudad tiene problemas urbanísticos, ¿qué burgo no los tiene? Las capitales crecen y sus vecinos demandan soluciones a los problemas que tal crecimiento plantea: tráfico, vivienda, ocio, etc. En consecuencia a veces, sus regidores se ven abocados a romper el amable corsé diseñado hace siglos.

Con frecuencia el ayuntamiento hierra; otras, acierta. Pero es la visión del conjunto de sus actuaciones la que ha de pasar por el tamiz de la crítica. Para efectuarla con tranquilidad, sin pasión derrotista, se debe analizar qué había ayer y qué tenemos hoy, y si se van dando bien los pasos. En esta línea ha sido importante la iniciativa de poner la gestión de la capitalidad en manos de profesionales (la empresa Urban Strategy).

En el 2007 será cuando se den al traste la incredulidad y el escepticismo de unos pocos --siempre los hay-- pero eso no debe ser nunca ejemplo de nada. Sólo desde el esfuerzo y el trabajo se consigue el éxito.

Sin duda, Cáceres es digna merecedora de dicho título europeo, uno más porque ya es el tercer conjunto monumental de Europa y Patrimonio de la Humanidad desde 1985.

La actividad institucional supone una puesta en valor de tan singular conjunto medieval y renacentista. Medidas de conservación, protección y rehabilitación de torres, lienzos de la muralla, arcos, iglesias, palacios, con una exquisita sensibilidad y docto criterio son señales de que se sabe que el patrimonio cultural cacereño es el buque insignia, nuestra gran identidad, desde la cual se nos conocerá en todo el mundo.

Cáceres es una ciudad singular, donde fluye cada vez mas la actividad cultural y se va desarrollando una arquitectura pública acorde con una ciudad de congresos que se sabe visitada, estudiada, tanto desde el punto de vista urbanístico como histórico-artístico. Al margen de la rehabilitación del palacio de la Isla, sede de la oficina de la capitalidad, la ciudad cuenta con el incomparable marco del Complejo Cultural San Francisco. Desde aquí se crea un importante flujo en cuanto a congresos, jornadas, exposiciones en todas las manifestaciones que podamos imaginar. Además, está un Auditorio que recibe cada año la visita de prestigiosas compañías. Se puede disfrutar de un Festival de Teatro Clásico sobre un escenario de lujo, como es la propia ciudad monumental. Cada vez se es más referente para el mundo del arte en Foro Sur, donde el arte contemporáneo despliega alas vanguardistas.

También se dota de contenido al proyecto de capitalidad con el futuro Centro de Cultura Virtual. Se podrá ver a través de proyecciones audiovisuales en tres dimensiones la historia de Cáceres, baza importante que debe jugar como es la utilización de su casco histórico como escenario cultural.

Otro logro y aval importantísimo para la candidatura de Cáceres será tener entre nosotros la valiosísima colección de arte de Helga de Alvear.

Cáceres mira hacia el mundo y el mundo viene a Cáceres a través del Womad. Desde hace 13 años, música, arte y danza se dan cita en la ciudad, una mezcla de etnias y culturas que modifica nuestra vida y nos hace más ciudadanos del mundo.

Para perfilar todas las iniciativas culturales y acabar con el escepticismo sólo me queda decir que es de máxima importancia la únión sin fisuras del ayuntamiento, la Junta y ambas diputaciones. Con el importante legado histórico-artístico de Cáceres, las credenciales son sobradas. Ciudad además con vocación de futuro, una ciudad para el siglo XXI. Dejemos a un lado, la crítica fácil, a veces merecida, para cuando toque y unamos esfuerzos para obtener tan alto reconocimiento. Porque Cáceres será quien reciba tal distinción y no los políticos.