Fuera estrés. Traspasar las puertas de los baños invita a cambiar rápidamente el talante. La música árabe, el olor a esencia de flores, el sonido de las fuentes y los suaves colores que proyectan las lámparas en el techo se encargan de relajar los sentidos en cuestión de segundos. La decoración hace el resto: antiguas bóvedas, mármol abujardado para evitar deslizamientos, elementos en forja, paredes de piedra vista, suelos y zócalos de inspiración árabe, cúpula, vidrieras... Todo está pensado para calmar los ánimos y aportar beneficios: eliminación de toxinas, estimulación de la circulación, mejoras estéticas en la piel...

Hay cuatro sesiones diarias de hora y media cada una, con un máximo de 20 personas por turno. Los usuarios pasan directamente a los aseos donde disponen de taquillas, duchas, secador y servicio de toallas. Allí se ponen su ropa de baño (las mujeres preferiblemente biquini si solicitan un masaje) y acceden al recinto de las piscinas.

Tiempos y consejos

Todo el recorrido a partir de la recepción debe realizarse sin calzado, y para ello se aplica al pavimento un tratamiento antibacterias. En la sala de baños existen tres piscinas: agua fría a 19 grados, templada a 35 y caliente a 39. "El contraste facilita la relajación muscular y aporta otros beneficios", indica Esperanza Godoy, una de las promotoras. Los especialistas siempre explican al usuario el mejor modo de realizar el circuito, si bien cada cual puede distribuirse el tiempo como mejor le apetezca.

Las sesiones transcurren en un ambiente de silencio, bajo la luz de las velas, con un descanso para tomar un té. Los asistentes pueden solicitar masajes opcionales de 15 minutos ampliables a 30, con aceites aromáticos de plantas.