La policía investiga ahora si Sofía Tato, la mujer que falleció presuntamente a manos de su marido el pasado mes de agosto en Arroyo de la Luz, se gastó 100.000 euros en brujería o magia negra. El dinero procedía de un fondo bancario que tenía la pareja en común y que se había quedado a cero. Según las primeras investigaciones la mujer habría ingresado esos fondos a cinco personas residentes en tres países africanos, concretamente en Nigeria, Ghana y Benín, además de en Francia. A cada uno les hizo varias transferencias de entre 2.000 y 3.000 euros cada una (según los informes a uno de ellos le llegaron hasta ocho ingresos distintos).

Además entre los movimientos que realizó con ese fondo bancario que pertenecía al matrimonio aparecen también dos transferencias a ella misma, a una cuenta diferente a la común familiar. Las realizaba en su propio nombre, con su DNI y desde la ventanilla de la oficina bancaria, por lo que los trabajadores no podían negarse a realizar esos movimientos.

Los hechos ocurrieron el pasado 24 de agosto. Sofía Tato falleció a causa de una puñalada en el pecho que le asestó presuntamente su marido, Santiago Cámara, que siempre ha defendido que fue ella la que intentó matarle a él primero y que lo hizo en defensa propia. La agresión ocurrió precisamente unas horas antes de que Santiago Cámara acudiera a una reunión con el responsable de la entidad bancaria, con el que había solicitado un encuentro con el objetivo de que le explicara qué había ocurrido con el dinero de ese fondo que había desaparecido. Había solicitado la mañana libre en su puesto de trabajo para realizar esta gestión personal.

Cámara se encuentra en prisión preventiva desde el 30 de agosto. Su anterior abogada solicitó su puesta en libertad pero fue denegada hasta que se llevaran a cabo las primeras investigaciones. En este sentido ya se ha dado traslado a las partes de los resultados de los informes psicológicos realizados a Santiago Cámara. Los mismos, facilitados por su abogado defensor, Emilio Cortés Bechiarelli, le definen como una persona «extrovertida, cordial, estable, amigable, conciliadora, responsable y reflexiva». Faltan aún por conocerse otros informes forenses que aclararán cómo ocurrió la muerte y, sobre todo, si los mismos son compatibles con la versión del principal acusado, que alega que lo hizo en defensa propia.

En sede judicial declaró que le asestó la puñalada al intentar zafarse de su mujer, que quiso matarle a él primero mientras dormía. En ese forcejeo ella, con el cuchillo en la mano, le amenazó diciéndole que iba a acabar con su vida y con la de sus dos hijas menores, según él mismo ha asegurado. La mujer falleció de una puñalada entre el corazón y el pecho. Cabe recordar que en la policía no constaban denuncias previas por malos tratos y su círculo le ha definido como un matrimonio normal. De hecho tanto la familia de él como la de ella, que han declarado en el juzgado tras los hechos, aseguran que ambos mantenían una buena relación.

LOS VECINOS / Quienes alertaron de lo sucedido fueron unos vecinos de la pareja, alarmados por los gritos en la vivienda. A su llegada a la casa, en el número 10 de la calle Escobar en Arroyo de la Luz, los agentes se encontraron a la mujer fallecida (Sofía Tato, 41 años), al acusado herido de arma blanca (Santiago Cámara, 42 años) y a sus dos hijas. El acusado fue ingresado en el hospital San Pedro de Alcántara con pronóstico reservado, donde le fue tomada declaración dos días después del suceso. Presentaba lesiones de arma blanca, en concreto una puñalada en el pecho y varios cortes en distintas partes del cuerpo.

El caso, no obstante, se instruye como violencia de género. La razón no es otra que la ley contra la violencia de género establece que siempre que una mujer es agredida por su pareja debe considerarse de esta manera. El objetivo es proteger a la víctima y prevenir que pudiera existir una nueva agresión. De hecho, incluso aunque los informes forenses corroboraran que el acusado actuó en defensa propia, el caso seguiría instruyéndose como violencia de género.