Las nuevas autovías que atraviesan nuestra región no solo están repercutiendo en una anhelada y merecida rapidez en nuestras comunicaciones, también están sirviendo para que desgraciadamente las bandas de delincuencia organizadas hayan puesto sus ojos en estas tierras, hasta ahora despreciadas por ellos. La facilidad de desplazarse en un tiempo relativamente corto desde los grandes núcleos de población donde, se supone, tienen su cuartel general, ha hecho que estos delincuentes encuentren en nuestros polígonos industriales un filón todavía sin explotar.

El hecho de que hoy en día Cáceres esté a tiro de piedra de Madrid o Sevilla, configura un nuevo ´modus operandi´ hasta ahora desconocido en estas latitudes. En teoría, se puede atracar una empresa a las dos de la madrugada en Casar de Cáceres, sustraer el material, cargarlo en el camión (también robado) y estar de vuelta en Madrid o Sevilla en menos de tres horas, llegando al destino antes de que el sol de un nuevo día llegue ni siquiera a apuntar.

La habilidad para eludir alarmas y otros sistemas de seguridad, la brutalidad con la que destrozan puertas, abren boquetes y esquivan a las fuerzas del orden público, denotan una alta profesionalidad a la que no estábamos acostumbrados. El progreso también tiene su lado oscuro, tiene --como dicen los expertos-- ´daños colaterales´ y, desgraciadamente, lo estamos sufriendo en nuestras carnes.

Todos los sectores de la sociedad extremeña estamos haciendo un esfuerzo por dejar de estar a la cola de todas las estadísticas nacionales. El crecimiento de nuestra región es algo evidente, crecemos en polígonos industriales, en empresas, en tecnología, en inversiones, etcétera. ¿Pero está creciendo en la misma proporción el número de efectivos policiales para proteger toda esta nueva infraestructura?

Quizás, este factor esté influyendo para que esto suceda. A pesar del empeño (que me consta), de los cuerpos y fuerzas de seguridad, y de estar dispuestos a jugarse la vida enfrentándose con verdaderos profesionales del delito, el número de efectivos que patrullan por nuestros polígonos es claramente insuficiente.

Es tiempo de que los responsables de las fuerzas de seguridad ciudadana, al igual que estamos haciendo todos los extremeños, crezcan. Crezcan el número de efectivos, de vehículos, de medios, etcétera, y que, en definitiva, estén a la altura de las circunstancias para paliar estas nuevas formas de delincuencia que nos llegan de fuera de nuestras fronteras.