Hace unos días, la junta directiva de la Asociación Cacereña para la Protección y Defensa de los Animales, que hasta enero del año 2012 gestionó la perrera municipal, se reunió con el objetivo de acordar la creación de un albergue propio y autosostenible en las inmediaciones de Cáceres. En el encuentro no se concretó ningún lugar, pero concluyeron que la búsqueda en firme del emplazamiento comenzará cuando pase el otoño. El propósito del nuevo centro es que disponga de una zona para realizar servicio de residencia canina, así como espacios de esparcimiento, con cuarentenas y con gateras. Por otra parte, se habilitará una zona de recreo para que los animales puedan disfrutar con o sin sus amos.

Según informó a este diario la presidenta del colectivo, Juana García, el terreno tiene que ser amplio para poder edificar y se construirá bajo el marco de la legalidad porque "es nuestro objetivo más inmediato levantarlo, aunque en principio no sea muy grande para después ir ampliándolo como podamos".

A pesar de que no cuentan con instalaciones para albergar a los animales, la protectora sigue trabajando con las casas de acogida, las cuales "están hasta arriba". Cuando estaban en la perrera municipal se recogían alrededor de 500 animales y se daban en adopción 400, sin embargo, durante el pasado año la cifra descendió situándose en torno alos 100 animales, entre perros y gatos. Por ello desde la asociación, que hasta la fecha la forman 170 socios, quieren hacer un llamamiento para que más personas se unan a su causa.

Otra de las actividades que sigue desarrollando la protectora cacereña es la visita a centros de discapacitados y las charlas en colegios e institutos de la provincia de Cáceres, de las que se han beneficiado más de 2.000 escolares. Asimismo se mantiene la campaña de control de gatos callejeros mediante la castración, por lo que la colaboración ciudadana es fundamental para poner en conocimiento de la asociación la existencia de una colonia. De acuerdo con el procedimiento, se proporcionarán jaulas trampas para recoger a los animales y trasladarlos a la clínica veterinaria que colabora con el colectivo. Una vez intervenidos, los gatos se vuelven a soltar.