TLta esperanza ha vuelto a mi vida. La reverendísima alcaldesa ha pedido a la Virgen de la Montaña que bendiga y proteja por igual a todos los cacereños y pese a que yo no soy cacereño de nacimiento supongo que algo me tocará, porque estaba un tanto incómodo sin protección ni bendiciones, aunque sean de una imagen de barro, y a lo mejor la Virgen no hace caso de mis peticiones pero no echará en saco roto las de la reverendísima alcaldesa. Así pues, espero que la Virgen me proteja, y a mis vecinos también, de los ruidos nocturnos ya que la alcaldesa no puede o no sabe hacerlo. Acaso también me proteja de las motos que me aturden y de la publicidad que permite y de la que cobra el ayuntamiento con la condición de que moleste lo que pueda en las calles. No menos protección espero de los perros que andan sueltos y defecan en cualquier acera sin que se aplique la ley. También confío en recibir la bendición de un centro de ocio pues aunque hubiera sido colocando un ladrillo cada semana que ha pasado desde que lo anunciaron ya estaría acabado. Incluso es posible que me bendiga con la nominación como capital cultural pues pudiera ser que la Virgen tuviera más imaginación, influencia y saber que el consistorio. Tampoco estaría mal que me bendijera desde una estantería de El Corte Inglés en la que posiblemente la reverendísima alcaldesa podría adquirir un libro sobre la laicidad del Estado. Y leerlo claro.