La asociación de vecinos El Arco (R-66) ha decidido recurrir a altas instancias. Tras años de lucha contra el actual trazado de la ronda norte y meses soportando el ruido de miles de vehículos a diario, los residentes han denunciado el problema ante el Defensor del Pueblo, institución que admitió la queja el 10 de marzo y que ya ha iniciado las actuaciones oportunas. Los vecinos han enviado las mediciones realizadas por expertos de la Universidad de Extremadura: el tráfico ha elevado los decibelios de 0 hasta 110 en esta zona, superando en exceso los 69 decibelios marcados por la Organización Mundial de la Salud.

Los residentes afirman que no pueden abrir las ventanas y se muestran preocupados por la llegada del calor, incluso aseguran que en la calle Aries, la más afectada por su cercanía a la ronda, ya se ven carteles de ´se vende´ en algunas viviendas. "Es lógico, la gente se vino a una zona relajada, en el campo, y ahora se encuentra con esto...", lamenta la directiva vecinal, que opina que les engañaron en cierto modo cuando las constructoras y promotoras nunca les avisaron de la ronda. "Mira, todavía conservo la publicidad de mi casa: donde está la variante aparece un olivar", denuncia un residente.

Los vecinos solicitan la instalación de pantallas acústicas absorbentes, preferiblemente de polimetacrilato, ya que reducen el nivel de ruido. La longitud, afirman, debe ser la necesaria para proteger las casas afectadas, casi anexas a la ronda. La directiva asegura que el ruido llega a molestar a unas 100 familias.

SIN PANTALLA VEGETAL Los residentes no creen que una barrera vegetal sea la solución a sus problemas. "Aunque esté perfectamente planteada, con 2.000 metros cúbicos de arbustos de entre 4 y 4,5 metros de alto y 1.500 árboles de hasta 12 metros, sólo reduciría 5 decibelios", explican. Y además, éste no es el caso de la ronda norte. Según la asociación vecinal, "la mayoría de las coníferas plantadas están secas, no tienen la altura reglamentada y tardarán en crecer. En segundo lugar, los olivos no reducen el ruido por su tamaño. Y en tercero, las moreras sembradas son caducas y no amortiguarán el impacto durante meses".

Obviamente, los vecinos no pueden pedir un cambio del trazado a estas alturas, aunque lo intentaron antes de que se construyera la variante, cuando presentaron dos alternativas: primera, por detrás de la Sierrilla; segunda, desde las Capellanías hasta conectar cerca de Aguas Vivas. "El edil Andrés Nevado negó la primera opción porque afectaba a la cañada real, y ahora sí que se la han llevado por delante al construir un giro desde la N-630 hacia la ronda", indican.

Desde entonces, los vecinos han pedido las barreras antirruido ante la Junta, ejecutora de la obra (anunciaba "pantallas arbóreas densas" en el dossier de la inauguración), y ahora ante el ayuntamiento, actual propietario de la ronda, mediante cartas a Ibarra y Saponi, donde recuerdan los efectos del ruido (estrés, dolor de cabeza, trastornos digestivos, hipertensión...) y piden una "solución urgente". Al no recibir respuesta, en enero recurrieron al Defensor del Pueblo.

Por último, solicitan a esta institución que inste a las autoridades a controlar la velocidad, ya que aseguran que se excede con mucho el límite de 50 km/h y el ruido aumenta. La ronda canaliza 17.300 vehículos al día.