Esta semana ha sufrido la alcaldesa una reprobación por parte de toda la oposición que a nadie puede sorprender dada la minoría del equipo de gobierno y la interminable campaña electoral en la que estamos. Una reprobación viene causada por un hecho concreto y es la menor de las censuras que se le puede plantear a un gobernante pues no cuestiona su labor general.

Ahora bien, Ciudadanos sugiere a la alcaldesa que se someta a una cuestión de confianza. Eso sí que es rizar el rizo porque ese partido fue el que la permitió gobernar mediante un pacto y, una de dos, o el pacto se cumple y por lo tanto se mantiene la confianza por su parte, o no se cumple y están obligados a plantearle una moción de censura. Hace unas semanas la propia regidora les retó a que la plantearan ya que está convencida de que no será posible.

Sería una incongruencia por parte del PSOE sumarse a la moción puesto que acaba de apoyar los presupuestos y eso no es solamente concederle la confianza sino apoyar las políticas que pretende hacer el equipo de gobierno y darles la oportunidad de llevarlas a cabo. Por otro lado estamos viendo que la acción de la oposición va encaminada a rectificar, exigir o echar por tierra acciones concretas pero que nadie ha expuesto el modelo de ciudad hacia el que quiere caminar, de manera que habrá que preguntar moción de censura, ¿ para qué? Echar al PP no es un programa de gobierno y si es verdad que para echarle es posible que se pongan de acuerdo no menos cierto es que parece imposible que se pongan de acuerdo para formar un gobierno y pactar un programa ya que ellos mismos se han declarado incompatibles entre sí.

Por otro lado, no parece razonable que el PSOE aceptara presidir el gobierno con apoyos desde fuera. Así pues lo más probable es que pasemos cuatro años con unos intentando gobernar desde la oposición y otros gestionando el día a día con el miedo en el cuerpo. Veremos si tienen la suficiente mano izquierda como para lograr pactos.