Cuando llega Navidad, se dispara la solidaridad. Raro es el día en que no hay un evento que recoja fondos, juguetes o comida para las personas que más lo necesitan. Lo que no es tan habitual es que esos actos de solidaridad navideña estén organizados por jóvenes que, además, se preocupan todo el año por los que peor lo pasan, allí donde estén.

Uno de ellos es Manuel Martín, que con veinte años, preside la organización Rotaract on line, una especie de ‘juventudes’ del Club Rotary que se organizan a través de una herramienta muy común entre los de su edad, internet. Un sábado de vacaciones, Manuel y siete de sus compañeros, se han levantado temprano para preparar las mesas donde colocar el roscón de reyes de veinticuatro metros cedido por la pastelería Chef pan, «a un euro la porción, más otro por el chocolate, esperamos recaudar unos quinientos euros», detalla Manuel, «que daremos a los hijos de los presos y a la Casa de la Misericordia de Alcuéscar». Elena Borrego ha estado desde primera hora removiendo el chocolate donado por Tambo, «para que no se pegue» explica. Además, la empresa Burguer King ha puesto un castillo hinchable donde están los niños, mientras los mayores disfrutan del chocolate y del roscón. Sheila Cabezas, de la tienda Zapatines, ha aportado roscón apto para celíacos. Los comercios, además, han comprado invitaciones para regalar y así contribuir con la causa. Estos jóvenes, con el apoyo del Club Rotary, han conseguido movilizar a toda la calle por un objetivo común.