La ermita de Santa Lucía volvió un año más a vestirse de fiesta para recibir a los numerosos vecinos de Aldea Moret, su barriada, que acudieron a celebrar la tradicional romería. El sol, al que acompañó un ligero viento, hizo que la jornada festiva resultara un éxito y que todos pudieran disfrutar de unas agradables horas de campo y convivencia, menos de las que en otros tiempos constituían esta fiesta romera.

"Antes la mayoría de los que acudían a la misa y la procesión se quedaban después todo el día, se traían la comida y pasaban una agradable jornada de campo con las familias y los amigos, pero en los últimos años, a raíz de los problemas con el dueño de la finca, nadie se atreve a quedarse", señalaba con cierto pesar Miguel Angel, uno de los párrocos de San Eugenio, la parroquia de Aldea Moret, a la que pertenece la ermita de Santa Lucía.

Y es que, como recordaba, los vecinos "ya no pueden venir libremente hasta el templo" porque los propietarios de la finca que rodea el patín de la ermita "siguen poniendo dificultades para que la gente pase por sus terrenos y pueda estar en ellos el día de la romería".

Pero a pesar de las prohibiciones fueron muchos los que ayer acudieron a celebrar los actos religiosos y lúdicos de la romería de Santa Lucía, una ancestral tradición, pues hay que tener en cuenta que la imagen lleva saliendo en procesión desde hace casi cinco siglos --los documentos de la historia de la ermita certifican que ya en 1654 la cofradía tenía sus mayordomos, aunque no es hasta el siglo XIX cuando los vecinos de Aldea Moret comienzan a reunirse en los terrenos que hay junto al templo para celebrar la romería y honrar y acompñar en un día festivo a Santa Lucía--.

Es por ello que los vecinos de Aldea Moret no están dispuestos a renunciar a su fiesta romera, a la que para muchos es "el mejor día de nuestro barrio". Y muchos ayer lo demostraron, sorprendiendo incluso a su párroco, que según reconoció "me ha sorprendido ver la gran cantidad de gente que había en la procesión pese a ese temor que muchos tienen por las, en cierto modo amenazas, de los propietarios de la finca", insistió.

De todas formas, Miguel Angel confía en que pronto se pueda llegar a un entendimiento, que las diferencias se resuelvan y el día de la romería de Santa Lucía vuelva a ser lo que era antes, un gran día de convivencia y encuentro, un día de campo en el que disfrutar de la compañía de amigos y vecinos.

Es lo que se hizo ayer, convivencia acompañada de la bebida y comida que ofrecían los dos puestos instalados junto a la ermita, aunque eso sí, menos horas de las que a la mayoría les hubiese gustado.