La vegetación crece y muchas veces el mantenimiento de las carreteras no tiene la misma celeridad. Esto provoca que algunas señales queden ocultas y no cumplan su función. «Cuando las ves, ya estás encima, y eso impide que se respeten debidamente. A veces ni siquiera se aprecian», señala el representante de las autoescuelas cacereñas. Ocurre por ejemplo en la ronda Norte (foto), donde los setos centrales acaban ‘comiéndose’ a las señales pese a que existen campañas sucesivas de poda. Generalmente es una asignatura pendiente en las distintas ciudades.