Los vecinos de las viviendas sociales de Aldea Moret demandan "un poco de atención de quien competa para que mejore la pésima situación actual de estos bloques de pisos", en palabras de Manuel Silva, responsable de la comunidad de vecinos del bloque número 15 de la calle Juan García de en Aldea Moret. Se queja de que en los siete años que lleva residiendo allí ha visto cómo iba empeorando tanto la situación del interior de los edificios como la imagen de sus calles, en las que señala como uno de los principales problemas "la suciedad que se acumula en los imbornales, que unido a la pendiente de estas vías dan lugar a continuas balsas de agua en las jornadas más lluviosas", señaló a este diario ante los efectos de la última de esas jornadas de intensa lluvia.

Fue el sábado, 11 de octubre, y se saldó con más suciedad acumulada ahí --el punto más bajo de la barriada-- y un butrón en un muro tras el que se podía ver lo que era una de las dos puertas de acceso que originariamente tenían estos edificios --una a cada lado--. "Fue necesario abrir ese agujero en la tapia para que los vecinos pudieran salir del portal sin tener que atravesar la balsa de agua que se había producido junto a la única puerta de acceso del edificio y que abarcaba todo el ancho de la calle", explicó a este diario Silva.

El agujero afecta a un muro tapiado del número 9 de la calle Angel Sellers de Paz, tiene cerca de un metro de diámetro y a través de él se puede ver una puerta que da acceso al edificio que no se puede utilizar. La explicación de Silva la refrenda otra vecina desde la ventana de su vivienda, colindante con la pared del agujero, quien afirma que temieron que el agua llegara a entrar en la planta baja, como ya ha sucedido en alguna ocasión. "Los chavales lo hicieron como prevención", apunta esta vecina sin moverse de la misma ventana desde la que vió el pasado sábado cómo derribaban parte de la pared tapiada junto a su vivienda.

UN PELIGRO Precisamente esos muros inhabilitando las puertas son uno de los puntos de intervención que señalan los vecinos. Aseguran que fueron tapiados hace poco más de un año y se quejan de que restan luz a los portales y suponen un peligro "porque ante cualquier incidente hay una única puerta para salir del bloque", se queja Silva.

Los restos de barro que se acumulan en la calle son otras de las quejas porque aseguran que son la causa de que se creen nuevas balsas. Piden a los servicios de limpieza que intervengan para aliviar la situación de los inbornales de estas vías.

Silva apunta que los mayores de la zona se quejan además de que no cuentan "ni con un salón en el que echar una partida de cartas", y piden que se habilite una planta del número 11 de la calle Burgo Capdeville, semiabandonado, para crear una sede para actividades lúdicas en el barrio.