El colombiano Luis Guillermo M. B. murió de un golpe en la cabeza antes de ser descuartizado y arrojado al río Almonte donde fueron aflorando sus miembros en el mes de junio del año pasado, según fuentes consultadas por este diario. La delegada del Gobierno, Carmen Pereira, reforzó ayer la hipótesis de que el macabro crimen, por el que hay seis imputados, uno de ellos en prisión preventiva, se perpetró por un ajuste de cuentas relacionado con el tráfico de estupefacientes.

El presunto homicida sería, según la investigación, Horacio C. C., de 29 años, argentino aunque con nacionalidad española y afincado en Casar de Cáceres hace unos años. La investigación policial atribuye a este la autoría material del asesinato y al resto de implicados, algún tipo de colaboración y encubrimiento. Los otros 5 imputados son: la pareja de Horacio C. C., también argentina, los padres de esta y una hermana, así como un hermano colombiano de la víctima.

Una de las principales pruebas que los investigadores de la Guardia Civil y la Policía Nacional esgrimen contra él son los restos de sangre hallados en un hacha en la casa de campo de su suegro, ubicada en el paraje Cajujo de Casar de Cáceres.

El imputado, así como el resto, ha defendido su inocencia y ha negado los hechos. Sobre cómo llegó la sangre del fallecido al hacha ha ofrecido una explicación a la policía y a la jueza del caso: contrató al colombiano, al que conoció a través del hermano de este --imputado en el crimen--, para unos trabajos en la casa y se accidentó.

EL ESCENARIO DEL CRIMEN Los investigadores registraron palmo a palmo esta vivienda, recogieron numerosas herramientas y útiles de la misma para su análisis y sometieron las estancias a la prueba del luminol, que detecta trazas ocultas de sangre al convertirlas en fluorescentes. Sin embargo no se ha podido determinar aún que en dicha vivienda se perpetrara el asesinato y posterior descuartizamiento. Tampoco se ha hallado el arma con la que se le golpeó.

También se han sometido a infinidad de análisis todos los vehículos de la familia y otras viviendas, sin que se hayan encontrado rastros concluyentes, según las mismas fuentes. Solo la sangre del hacha que, tras la prueba de ADN, se confirmó que correspondía a la víctima.

Además de las supuestas pruebas biológicas, la policía habría conseguido ubicar, por medios que aún no pueden revelarse, a alguno de los imputados cerca de la víctima en las fechas en las que se cree que se pudo cometer el homicidio: el 28 de mayo.

RECURSO DE LA PRISION La abogada de los argentinos imputados en el caso recurrirá el auto de ingreso en prisión de Horacio C. C. en los próximos días. Se alegará que no existe riesgo de fuga, ya no sólo por el "arraigo social" del encausado sino por el "cumplimiento" que este ha demostrado con la justicia durante la instrucción de las diligencias. Horacio C. C. ya había sido detenido en octubre, pero había quedado en libertad provisional con la obligación de acudir al juzgado dos veces por semana, los lunes y los jueves. "Medida que ha cumplido", según su letrada.

Durante la investigación el pasado verano, el imputado, que sufre una tetraplejia en el lado izquierdo del cuerpo por lo que tiene reconocida una minusvalía, pasó dos meses en Argentina por una grave enfermedad de su madre. Aún se encontraba en su país natal cuando se produjeron los registros de las viviendas y vehículos. Se considera que ya habría tenido entonces la oportunidad de no volver a España si quisiera eludir la acción de la justicia, explicó su representante, por eso nunca creyó que fuera a ser encarcelado y "lloró" cuando se lo notificaron.

Otra pregunta que aún no tiene respuesta es por qué mataron al colombiano. La delegada del Gobierno, Carmen Pereira, aseguró ayer que el móvil "se puede suponer que es un ajuste de cuentas relacionado con el tráfico de estupefacientes".

Fuentes judiciales también apuntaron hacia esa dirección: "Bien falló una entrega de droga o hubo algún problema de dinero...". Ni la familia supuestamente implicada ni el fallecido hacían ostentación de un gran poder adquisitivo, pero se señala la hipótesis de que hubieran podido "encontrar una oportunidad de negocio con la cocaína". Sin embargo, este extremo aún no ha podido confirmarse, ya que los implicados niegan los hechos y la policía no ha encontrado todas las piezas del puzzle del crimen. La investigación, por lo tanto, "sigue abierta para atar todos los flecos", afirmaron a este diario fuentes consultadas.