Womad 2008 se estrenó ayer con un macrobotellón en la plaza Mayor y la vista puesta en el cielo para las jornadas de hoy y mañana, en las que se concentra el grueso de la programación de conciertos y actividades en el casco antiguo y el Gran Teatro. El chaparrón que descargó ayer y las predicciones meteorológicas, con el 40% de probabilidades de lluvia para hoy y el 65% para mañana, vuelven a preocupar a los organizadores, como ya ocurrió en la pasada edición de Extremúsika, ante la masiva afluencia de público que se prevé en la capital cacereña al coincidir de nuevo el festival con el fin de semana.

Con la ausencia de la directora de Womad en España, Dania Dévora, en la presentación oficial que tuvo lugar en el Gran Teatro, políticos y músicos repitieron en sus intervenciones la llamada a disfrutar de la música y del ambiente de tolerancia que ha rodeado siempre al sello multiétnico. Aunque Womad justificó la ausencia de Dévora por la participación en el acto de Anne Menter, directora de la Fundación Womad, las tensiones vividas este año entre los organizadores y el certamen han pasado factura, hasta el punto de evitar coincidir en el estreno en una situación inédita hasta ayer.

Pero, a pesar de ello, el vestíbulo de la bombonera de San Antón se quedó pequeño para escuchar cómo el presidente de la Diputación de Cáceres, Juan Andrés Tovar, hizo una defensa encendida sobre la continuidad del encuentro artístico hasta el punto de proponer a la alcaldesa, Carmen Heras, que lleve huevos a las clarisas para que no llueva. Pero tampoco le faltó una referencia a la crisis que puso en peligro la edición de este año tras los mejoras exigidas a Womad: "Que nos demuestre en estos tres días el salto de calidad por el que hemos apostado las instituciones y que nos va a costar un dinero extra", subrayó. El presupuesto supera este año los 500.000 euros aportados por el Consorcio Gran Teatro, presidido por la Consejería de Cultura, y en el que también están representados el Ayuntamiento de Cáceres y Caja de Extremadura, además de Cáceres 2016.

Posteriormente, Heras, que lució el mismo vestido que el del día de la subida de la patrona, mostró su satisfacción por que el Womad se repita e hizo hincapié en la proyección exterior para Cáceres: "Es importante porque nos singulariza, no solo por la música sino porque da un nombre y un apellido en el panorama nacional e internacional".

La regidora calificó el festival como "una cita relajada, simpática y donde todo el mundo puede divertirse escuchando" y que confirma que la imagen de Cáceres "como una ciudad hospitalaria por la que han pasado diferentes culturas y mucha gente de todo tipo y condición".

Mientras Heras pronunciaba estas palabras a media tarde de ayer en el Gran Teatro, las calles del centro empezaban a bullir de público camino de la plaza Mayor, donde la tradición del botellón coincidiendo con el inicio oficial del festival se repitió un año más, a pesar de que los escenarios instalados en el casco antiguo no ofrecieron música y solo el Gran Teatro acogió las actuaciones de los extremeños Malandanza y el percusionista venezolano Luisito Quintero.

La manifestación popular en que se ha convertido el Womad confirmó de nuevo que, a pesar de la amenaza de lluvia de ayer, la ciudad se transforma dentro y fuera del entorno de los tres escenarios en el casco antiguo --plazas Mayor, de San Jorge y de Las Veletas--. Un ejemplo fue el paseo de Cánovas, donde se han instalado los vendedores ambulantes del mercado y que han ocupado, con permiso municipal, la zona azul para poder vigilar sus puestos durante la madrugada, según aclaró ayer el concejal Miguel López.