Dada la situación económica y la urgencia por recuperar con dinero público a los bancos y otras exitosas actividades productivas privadas (constructoras, automóvil, electrodomésticos...) proveedoras del consumo egocéntrico e individualizado, a las administraciones públicas nadie las espera como proveedores de bienestar cotidiano, al menos en el caso de nuestros mayores. Intenten averiguar cómo se accede a una residencia, a un centro de día o a la ayuda domiciliaria en cualquier parte de España y comprenderán lo que digo; y descubrirán que los precios que exige el negocio privado son insoportables para la gran mayoría de familias. Las estrategias familiares pasan por buscar en el mercado proveedores más vulnerables, con los que sea posible una negociación cara a cara del precio. Las trabajadoras extranjeras -en régimen de empleadas de hogar discontinuas, por lo que ellas cubren su propia seguridad social-han sido la opción más socorrida y también la más alentada por la Administración durante las últimas tres décadas. En algún momento el gobierno socialista propuso dotar de titulación profesional a las amas de casa autóctonas para que vendieran sus habilidades cotidianas en este mismo mercado. Las dificultades reales llegan cuando los dependientes necesitan un servicio profesionalizado y continuo, entonces estas chapuzas se caen como un castillo de naipes. El covid-19 nos ha descubierto.