A quienes desde el principio venimos diciendo que, pese a aquel sí al brexit, al final Reino Unido no se iría de la Unión Europea, no nos sorprende nada que Theresa May haya dado otra larga más a la negociación de salida; y lo que te rondaré, morena, hasta que por último descubran el farol y digan que se quedan. Pero así como en muchos pleitos se exige una fianza al demandante para asegurar que, si pierde, pagará las costas del procedimiento, ¿quién va a pagar aquí las del no-brexit? Porque todas las reuniones y viajes de diplomáticos y políticos, las medidas económicas y materiales a que este litigio ha dado lugar, han hecho incurrir a los demás países en unos gastos de muchos millones de euros. Y ahora, ¿qué? ¿Alguien le pasará la factura a los britishs, o la pagaremos los primos de siempre?