Echábamos de menos a Nieves, que es una cacereña más. Su chino Rafa&Nieves abrió en 2014 en la cacereña calle de Periodista Sánchez Asensio, enfrente de los cines, a los pies de la avenida Virgen de la Montaña, que siempre tuvo un aire muy romántico con su bulevar de tierra, sus casas protegidas que hicieron los arquitectos Laguna, Chávarri y Ruiz Larrea, y sus edificios modernistas hoy desaparecidos. La Montaña era la avenida más moderna de la ciudad. Allí paraban los autobuses de Magro y de Mirat y en su bulevar los niños jugaban a los bolindres y al clavo. En la Montaña residían Jaime Naranjo, los Rivera Calvillo, Lorenzo González, Juan Delgado Valhondo (el de la farmacia), los Rodríguez Márquez, más conocidos como los Caleros...

Pronto empezaron a abrirse allí pujantes negocios: Muebles Cordero, Librería Cerezo, la frutería de los Rodríguez Márquez, la Peluquería Macías, la tienda veterinaria de Dámaso Márquez y las cafeterías El Encuentro y El Molino Rojo, que frecuentaban profesores, escritores y poetas. En los años 60 también la tintorería Limsec, situada justo frente al sanatorio de don Pedro Rodríguez de Ledesma. En realidad, aquel sanatorio era un chalet, donde también vivían don Pedro, su mujer Inmaculada, y sus seis hijos. Era aquella una casa maravillosa: al subir las escaleras, a la derecha, un jardín con una palmera, y luego las habitaciones y un pequeño quirófano en el piso superior. Con su derribo se marchó parte de la rica historia urbanística de esta ciudad.

Durante el confinamiento, esa avenida, testigo directo de la historia de Cáceres, estaba un poco más triste con la tienda de Nieves cerrada. Ahora ha reabierto y ya no estamos tan huérfanos. Que Nieves lo mismo te vende un mantel, que unas servilletas, que un protector del móvil, que una taza del café, un cuaderno, tierra para las macetas y tarjetas de felicitación para los cumpleaños.

En sus 800 metros cuadrados de exposición, de orden perfecto y señalización envidiable sobresale por encima de todas las cosas el talante, el carácter y la sonrisa de Nieves, a la que vimos al comienzo del estado de alarma donando mascarillas para los agentes de la policía local, en un gesto que demuestra su solidaridad y su categoría como ser humano.

Por cierto, hoy es lunes, primer día sin aplausos.