Las decisiones de los jurados de los premios de cine esconden a veces extraños motivos. No quedan ocultos sus pronunciamientos, sin embargo. Es más, incluso pueden ser abucheados, gritados, contestados. A ´La caja de Pandora´ le cayeron encima algunas de estas contrariedades cuando se anunció que había ganado la Concha de Oro del Festival de San Sebastián del 2008. Posiblemente se esperaba que el premio se lo dieran a ´Still walking´ (que hoy encabeza la lista de estrellas de la crítica española en los diarios) o incluso a Tiro en la cabeza un, por decirlo así, desafortunado experimento que jugaba con el terrorismo de ETA con equidistancia (palabra maldita cuando los etarras siguen pegando tiros en la nuca). Pero no, fue una sensible historia sobre el alzhéimer la que aglutinó ese gallinero de voluntades que compone un jurado. El filme es turco, está dirigido por una mujer (Yesim Ustaoglu) y narra la historia de un viaje, el que emprenden tres hermanos cuando reciben la noticia de que su madre ha desaparecido de su casa al oeste del Mar Negro. El alzhéimer no solo afecta a la madre sino, de un modo metafórico, a los hijos. Durante el viaje bucearán en su memoria y tendrán que extraer sus pasados para confrontarlos entre sí.