Desde la aparición de 'El cautivo', el escritor de novela histórica Jesús Sánchez Adalid no ha dejado de cosechar éxitos, reconocimientos y seguidores. 'El mozárabe' y 'La alcazaba' son algunos de sus títulos más conocidos, a los que se unen 'El alma de la ciudad', 'En compañía del sol', 'Félix de Lusitania', 'La luz de Oriente', 'La sublime puerta', 'La tierra sin mal', 'El caballero de Alcántara', 'Los milagros del vino', 'Galeón' y su última novela, publicada este mismo año: 'El camino mozárabe'.

--¿Por qué nace un escritor?

--En mi caso, siento mi oficio de escritor como una vocación; como una llamada a manifestar un carisma personal.

--¿Escribir es una vanidad imposible?

--Es difícil sustraerse a la vanidad inherente a este oficio. Lo confieso con toda sinceridad. Pero he de decir en descargo propio que lucho cada día contra ello

--¿Cuándo sientes la necesidad de plasmar en papel tus sentimientos?

--Cuando me lo permiten mis otras obligaciones. Pero, generalmente, no me falta eso que llamamos inspiración.

--Una lectura inolvidable y un escritor que haya marcado tu obra.

--Es difícil responder esa pregunta con simplicidad. Son muchas las lecturas: clásicos el Siglo de Oro, la Biblia, la Odisea... Y variados los escritures: Cervantes, Miguel Delibes, Chejov, Ismail Kadare, Oram Pamuk...

--¿El hombre es cautivo de su herencia?

--No exactamente; tal vez deudor o tributario.

--¿Te ha lastrado tu condición de sacerdote o te ha permitido una forma de entender la vida que ha beneficiado tu obra?

--Me ha permitido tener una perspectiva propia, humanista, cristiana, que, en efecto, creo que ha beneficiado mi obra aportándole espiritualidad y reflexión. No albergo dudas sobre esto.

--¿De 'El cautivo' a 'El camino Mozárabe' qué ha cambiado en tu oficio de las letras?

--Todos los oficios requieren tiempo y se van enriqueciendo, purificando y perfeccionando con su ejercicio. Han pasado ya más de diez años. Más de una década de trabajo me ha ido aportando conocimientos, técnicas y eso, oficio.

--¿Qué aportaron los años de dominación árabe a nuestra cultura?

--Una singularidad con respecto al resto de Europa. Además de una cultura muy personal y una sensibilidad especial que se manifiesta en la arquitectura, en la música, en la danza, en las fiestas, en la gastronomía e incluso en determinadas formas de entender la vida.

--Un momento de tu vida que ha marcado tu obra.

--La recepción del premio Lara. Me hizo reflexionar y pensar definitivamente que esto iba en serio.

--¿Cómo descubrir 'El alma de la ciudad'?

--Cada ciudad tiene su alma, que es el fruto de su historia, de sus fundadores, de sus defensores e invasores, de sus gobernantes, de su situación y de su particular morfología urbana. Pero su espíritu más íntimo se lo otorgan los ciudadanos en su conjunto.

--¿Cuál fue la importancia de los mozárabes en nuestra herencia cultural?

--Enorme. Lo triste es que no fue puesta esa importancia en valor hasta que don Claudio Sánchez-Albornoz se empeñó en situarla muy por encima de la herencia árabe, frente al iluminismo artificial de Blas Infante o Américo Castro. Los mozárabes están en la base de lo que los españoles somos. Hoy, gracias a Dios, hay un movimiento serio por parte de historiadores, sociólogos y antropólogos para sacar esa herencia del olvido. Me ilusiona mucho pensar que mis novelas El Mozárabe, El camino mozárabe y Alcazaba han contribuido bastante a formar el imaginario colectivo en este sentido. Hoy hay varios proyectos educativos universitarios que usan mi obra como material complementario en este sentido.

--El premio más apreciado de cuantos has recibido.

--La Medalla de Extremadura.

--¿Cómo te gustaría que te recordaran?

--¡Por Dios! Como una buena persona, naturalmente.

--Una reflexión ante la vida.

--Sin fe, sin esperanza y sin amor no se puede vivir.

--Una anécdota divertida.

--Una vez una señora acudió a mí para que le bendijera el coche. Estoy un poco sordo y, al decirme ella en voz baja en la sacristía que se había comprado un Volvo, yo entendí "bolso". Al principio no me pareció oportuno; pero, como insistía, le agarré el bolso y se lo bendije.

--Un recuerdo de la infancia.

--El maravilloso día de La Carrerita en Villanueva de la Serena, mi pueblo.

--Un viaje inolvidable.

--Las reducciones jesuíticas de Paraguay.

--Un lugar donde reposar para siempre.

--¿Te refieres al cuerpo? Este pobre cuerpo mortal podrá reposar en cualquier parte cuando le llegue la hora. Pero las palabras "para siempre" tienen para mí un significado mucho más amplio. Espero gozar de la paz en un lugar que no conozco todavía, pero que inevitablemente siento como una inmensa pradera que se parece a La Serena extremeña en pleno mes de abril. Si Dios ha creado algo tan bello aquí, ¿qué no tendrá guardado allá?