Muchos tienden a recordar la infancia como la época más feliz de sus vidas, pero el poeta y escritor Luis Antonio de Villena ha dejado muy claro en su libro Mi colegio (Península) que nunca volvería a aquellos años. Porque, pese a ingresar en uno de los centros más conocidos y elitistas de Madrid, el marista Nuestra Señora del Pilar, De Villena fue víctima de un acoso escolar "que ha existido siempre pero que entonces no tenía nombre".

Para el autor, que permaneció en el colegio entre 1962 y 1968, es decir, entre los 11 y los 17 años, lo más doloroso fue siempre "la tortura psicológica a la que te someten solo por ser un chico tímido al que no le gusta el fútbol", así como la actitud del resto de compañeros: "una mayoría silenciosa que no te atacaba pero que tampoco te defendía".

Algo a lo que De Villena ha querido sumar el hecho de que "antes no se podía hablar de estas cosas porque los propios profesores reclamaban dureza a los alumnos". Pero el autor consiguió encontrar su vía de escape en la cultura y la literatura, lo que le llevó a concluir su etapa escolar "como un alumno brillante".

Además acabó asumiendo aquellas diferencias que sus compañeros le impusieron "como un lujo", algo que incluso favoreció su aceptación. "Al final estaba contento y orgulloso de no ser como el resto", dice.

El libro se concibió inicialmente como un relato periodístico debido al gran número de personalidades que pasaron por el centro --José María Aznar, Alfredo Pérez Rubalcaba, Luis María Anson, Juan Luis Cebrián, Luis Alberto de Cuenca y Fernando Savater, entre otros--. Finalmente De Villena optó por una obra "más intimista, más personal", en la que también hay un retrato sociológico de la España de entonces.