El método interpretativo del Actor´s Studio, inspirado en las teorías de Konstantin Stanislavski, ha tenido ilustres practicantes, pero puede que ningún actor lo represente mejor que Paul Newman. Fue menos rebelde que James Dean y menos introvertido que Montgomery Clift, aunque en popularidad tuvo que rivalizar durante años con Marlon Brando.

Cuando quiso, fue tan cool como otro actor forjado según el método en cuestión, Steve McQueen, con quien coincidiría en El coloso en llamas . También formó pareja con otro de los galanes norteamericanos, Robert Redford (en Dos hombres y un destino y El golpe ), y salió vencedor: fue mejor actor que todos ellos, un galán esquivo, una especie de sex symbol alternativo.

El estilo del método era ideal para encarnar a los personajes torturados de Tennessee Williams o William Faulkner, y Newman lo corroboró con sus trabajos en El largo y cálido verano , La gata sobre el tejado de zinc y Dulce pájaro de juventud .

Marginal

En los 50 y 60, sus décadas de esplendor, cimentó su estilo incorporando a Billy el niño como si fuera un adolescente problemático en El zurdo , recreando la figura del púgil Rocky Graziano en Marcado por el odio y liderando la controvertida instauración del estado de Israel en Exodo . Con El buscavidas , realizada por Robert Rossen en 1961, creó uno de sus mejores personajes marginales, revisitado por Martin Scorsese 25 años después en El color del dinero , el filme por el que Newman ganó su único Oscar (lo mereció, y mucho, por su papel de abogado alcoholizado en Veredicto final , pero se quedó a las puertas). La madurez le pilló en Cortina rasgada , una intriga hitchcockiana tras el telón de acero; Harper , en la que bordó con ironía un arquetípico detective de la novela negra (repitió el personaje en Con el agua al cuello1, y 500 millas , donde trasladó al cine su reconocida pasión por las carreras de coches.

Actor de gran tirón comercial, repitió con varios cineastas (Richard Brooks, Martin Ritt, John Huston, Robert Altman) y a diferencia de otros muchos actores de su generación, envejeció con calma y espació sus apariciones: la agridulce El gran salto , la desencantada Al caer el sol y el drama criminal Camino a la perdición registraron las mejores interpretaciones de su última etapa.

Como director, Paul Newman se mantuvo como independiente con sobrios melodramas como Rachel, Rachel , El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas y El zoo de cristal , todos ellos interpretadas por su esposa, la actriz Joanne Woodward.