La llegada de Meryl Streep a Big little lies es digna de celebración, pero no tanto de sorpresa. Televisión por cable o streaming ofrecen, desde hace tiempo, papeles interesantes a grandes actrices de cierta edad. Y Streep nunca ha sido del todo ajena a la pequeña pantalla.

Al principio de su carrera protagonizó la miniserie épica Holocausto (1978), muy celebrada por llevar el genocidio nazi a los salones de las casas, pero considerada demasiado simplista por algunos, incluyendo supervivientes de la tragedia titular.

Durante los 90 prestó su carismática y dúctil voz a personajes de Los Simpson y El rey de la colina, Jessica Lovejoy (efímera novia de Bart Simpson) y la Tía Esme Dauterive (matriarca sureña dueña de una plantación), respectivamente. La década siguiente, se marcaba un multipremiado tour de force en la adaptación de HBO de Ángeles en América: hacía de ángel, madre mormona, fantasma de Ethel Rosenberg (injustamente ejecutada por espionaje atómico) y rabino barbudo.

Esta misma década la hemos visto en varios episodios de Web therapy, la comedia semimprovisada creada y protagonizada por Lisa Kudrow, como Camilla Bowner, psiquiatra experta en terapia de deshomosexualización.

Por otro lado, rezaremos porque la adaptación de El Nix, de Nathan Hill, a cargo de J.J. Abrams, anunciada hace ahora tres años, no caiga en el olvido. Streep debía interpretar en ella a Faye, la hippy e izquierdista radical que abandonó al escritor protagonista cuando este era solo un niño.