La mayoría de los poetas españoles actuales entrevistados en el libro Conversaciones con poetas españoles contemporáneos de Ana Eire (Orense, 1962), profesora de Literatura Hispánica en EEUU, confiesa dedicarse a la poesía por la educación familiar recibida en la infancia y juventud.

La afición a la lectura de sus padres, haber leído mucho de niños o haber tenido una buena biblioteca familiar e incluso haber tenido algún familiar poeta determinó en la mayoría de los casos la vocación de Miguel d´Ors, Luis García Montero, Luis Alberto de Cuenca, Andrés Trapiello, Eloy Sánchez Rosillo, Amalia Bautista, Julio Martínez Mesanza, Vicente Gallego y Carlos Marzal, según declaran en este libro publicado por la sevillana editorial Renacimiento.

Eire, que advierte de que estas "conversaciones" no son "ni una exploración biográfica ni un perfil periodístico", asegura que han sido los elegidos por compartir un regreso a la tradición, a las formas clásicas, por eludir el experimentalismo y porque "su expresión poética clara y accesible devuelve el disfrute inmediato a la lectura de poesía para acercarla al lector".

ARGUMENTOS Una pregunta que surge en todas las entrevistas es qué circunstancias les llevaron a la poesía, a lo que Miguel D´Ors responde que nació "en un ambiente favorable para el cultivo de la literatura" y recuerda que su abuelo paterno fue D´Ors, aunque por razones de edad no tuvo ninguna relación personal con él, además de la influencia de su padre, que fue profesor en Santiago.

Luis García Montero explica que si se convirtió en un buen lector de poesía fue debido a su padre, a quien le gustaba mucho la poesía y "como era muy teatral, solía leer en alto poemas de un libro que estaba en casi todas las casas de las familias españolas, Las mil mejores poesías de la lengua castellana ", y que también le influyó haber nacido en Granada: "Una ciudad donde Federico García Lorca tiene mucho peso".

La influencia familiar determinó a Luis Alberto de Cuenca, quien dice que a la poesía le llevó "una inclinación natural" y "tal vez algún gen por ahí oculto, porque mi bisabuelo Carlos Luis de Cuenca fue un poeta conocido, bastante popular en la época", y además "mi abuelo y mi padre emborronaban cuartillas de tanto en tanto y yo, desde niño, me sentí atraído por la escritura y por la lectura".

Sobre cómo llegó a la literatura, Trapiello señala que "no llegué, yo nací en la literatura, dicho con la mayor modestia" porque "hace cien años no era un timbre de gloria ser escritor, ni hace treinta, cuando empecé yo mismo a serlo", y recuerda que el primer libro que compró con su dinero fue gracias a las "propinas que me daba un tío cura al que yo ayudaba con los bautizos". A Carlos Marzal le pusieron fácil la afición a la lectura y de ahí pasó a la escritura, explica él mismo: "Yo fui un lector temprano porque tenía una biblioteca muy buena en mi casa".