Rafael Amargo quería que el Carnaval de Tenerife de este año no fuera "un tostón". Como director quiso hacer algo diferente, quitar protagonismo a las tradicionales murgas y comparsas canarias y presentar un espectáculo original, singular, innovador. Pero de tanto innovar, al bailarín se le fue la mano y, según los lugareños, desnaturalizó la gala.

Amargo, que desde el principio dejó claro que no quería "mujeres más gordas de la cuenta" encima del escenario --lo que le valió las primeras críticas--, combinó los personajes del famoseo con artistas en una gala que ha costado casi un millón de euros. El "espectáculo esperpéntico", tal como lo definió ayer David Sáez --presidente del Comité Local de Centro Canario Santa Cruz--, no gustó a los asistentes, que acusaron a Amargo de haber hecho una godada (una españolada) y le dedicaron largos minutos de silbidos y abucheos cuando este apareció en una pantalla gigante al final del acto. Pero tampoco agradó al alcalde y concejales de Santa Cruz.

Daños y perjuicios A pesar de asumir su culpa --"somos conscientes de nuestra responsabilidad", dijo el concejal de fiestas Hilario Rodríguez-- anunciaron, ayer, que el ayuntamiento estudia la posibilidad de pedir daños y perjuicios al artista, además de no pagarle una parte del coste de la gala, que el artista aún tenía por ingresar. Rodríguez aseguró que la ceremonia del miércoles, en la que la nueva reina del Carnaval (Elizabeth García, de 21 años) perdió todo el protagonismo en favor de la polémica en torno a Rafael Amargo, dañó la imagen de esta tradicional fiesta.

"Pienso que ha quedado una gala fina y elegante", declaró Amargo poco antes de que empezara el espectáculo. "Ha sido un fiasco y asumo mi responsabilidad como alcalde", afirmó Miguel Zerolo al final de la misma. Ambos se llevaron la mayor parte de las iras de un público que no entendió por qué Belén Esteban se propuso emular a Madonna en su fiesta de carnaval; ni por qué Bibiana Fernández cantó La Zarzamora rodeada de jóvenes en calzoncillos; ni por qué la madre del hijo secreto de Alejandro Sanz, Valeria Rivera, era una de las integrantes del jurado de la gala.

"Frikis afónicos" Todo ello fue definido por David Sáez como una "desangelada sucesión de actuaciones de un grupo de frikis afónicos con playback ". Rosario Pardo, Pepón Nieto y Lucrecia presentaron la gala de elección de la reina del Carnaval de Tenerife.

Durante tres horas, en el recinto ferial que acogía la fiesta se cocía la indignación entre los asistentes. Cientos de personas llamaron a las emisoras de radio de la isla para quejarse de lo que estaba sucediendo y los componentes de Los Diablos Locos, murga ganadora de este año, se negaron a actuar por no sentirse identificados con el espectáculo. Su acto reivindicativo arrancó los aplausos de un público disgustado. Y también lo hicieron los espectaculares trajes de las jóvenes candidatas a reina que desfilaron durante la que debía ser su noche.