Ganar el Masters Series de Madrid, encumbrarse a lo más alto de las dos listas mundiales, desquitarse de viejos estereotipos y encasillamientos podrían haber desquiciado a cualquier otro jugador. No así a Juan Carlos Ferrero, que ha meditado profundamente lo que puede ser para él el final del año.

Con sólo cuatro puntos de ventaja sobre Andy Roddick en la Carrera de Campeones es fácil que Ferrero pierda ese liderato esta misma semana al no acudir a Basilea debido a unas molestias en el abductor derecho. Allí defiende semifinales, y el americano es fácil que puntúe lo justo para desbancarle. Pero eso no es importante para el de Onteniente.

Su planificación va aún más lejos. Sabe el equipo de Ferrero que lo que queda de temporada es duro. París-Bercy, Copa Masters en Houston y final de Copa Davis en Melbourne. Atrás queda una temporada redonda, con cuatro títulos, Roland Garros, Montecarlo, Valencia y Madrid, además de las finales de Sydney, Abierto de EEUU y Bangkok, sin olvidar los cuartos del Abierto de Australia y los octavos de Wimbledon.

En total 66 victorias individuales por solo 15 derrotas. Un Grand Slam en el bolsillo, y dos Masters Series también. Sólo Roddick ha sido tan productivo como él en los Masters Series, ganando dos también este año, aunque tanto el americano como el suizo Roger Federer han obtenido seis entorchados. Son los únicos que le superan.

APUESTA ARRIESGADA

Ferrero sabe que la opción de acabar como número uno de la temporada (las dos clasificaciones al final coinciden) es una apuesta arriesgada, pero no la elude. Quizás por ello, tras obtener el undécimo título de su carrera fue cauto en sus afirmaciones. "Acabar como número uno sería muy bonito después de la temporada que llevo", dijo Ferrero, "ahora esta pequeña ventaja que tengo da mucha tranquilidad de aquí al final", comentó entonces.

Su apuesta es la determinación y la tranquilidad de saber que lleva cumplida la temporada tal y como la planificó con antelación. Y que ahora se juega un órdago ganador pues de aquí al final solo le valen sus propios resultados sin pensar en los rivales.