Almendralejo olía ayer a fútbol. Había mucho en juego y la gente respondió, rememorando grandes tardes de épocas ya pasadas, pero que siguen en la memoria. Unas 8.000 personas poblaron las gradas del Francisco de la Hera, cuya zona de preferencia se tiñó de azulgrana con un gran mosaico cuando los jugadores saltaban al terreno de juego.

Era la imagen de un estadio repleto de aficionados llegados desde muchos puntos de la región. El azulgrana era el color de todos, pero también había camisetas del Cacereño, del Badajoz, del Racing Valverdeño, del Santa Amalia o del Fuente de Cantos, que también se jugaba mucho en esa cita, aunque finalmente su equipo baja de categoría. Extremadura entera se volcó con el Extremadura. Todos querían una Segunda B con mayor presencia regional. Ese era el mensaje.

El conjunto azulgrana tenía el apoyo de la afición y también del mundo del fútbol. Técnicos como Juan Marrero (Arroyo), Juli Caro (Pueblonuevo), futbolista como Golo (Don Benito), Santi Amaro (Cacereño) o Jorge Franco Burgui (Real Madrid Castilla) tampoco quisieron perderse la cita. Lo mismo le sucedió a Lucas Alcaraz, entrenador del Granada de Primera División. También el mundo de la política (Juan Parejo o Pedro Tomás Nevado-Batalla, entre otros) quiso acompañar al equipo azulgrana.

A todos les unía un sentimiento común: el ascenso. Un sentimiento que se frustró y queda aparcado un año más.