Con ocho años empezó a jugar al voleibol «por probar», sin estar convencida de que aquello fuese a gustarle. Lo suyo era el fútbol, cuenta. Pero ahora, casi diez años después de ese momento, Inmaculada Lavado (Ribera del Fresno, 2 de mayo del 1999) es una de las más firmes promesas del voleibol extremeño. Ha crecido como jugadora en la AD Voleibol Ribera, el club de su localidad, pero a partir de ahora continuará creciendo como jugadora en el Mairena Voley Club de Sevilla.

Confiesa Inma Lavado que le duele, «obviamente», dejar atrás a la familia, equipo y amigos, pero lo hace feliz, sabiendo que tiene ante sí una gran oportunidad. «A mi edad, mis objetivos son seguir estudiando, sacarme mis estudios adelante cueste lo que me cueste y seguir progresando con el voley para ver hasta dónde podemos llegar».

Fue a finales de la temporada pasada cuendo el club andalusz se fijó en la jugadora extremeña. Jugaban un amistoso el AD Ribera frente al Mairena y el talendo de Inma Lavado no pasó desapercibido para la dirección técnica del conjunto sevillano.

Su físico imponente --1.84 metros que le permiten ser dominante en el juego en la red-- y una técnica más que depurada hacen que esta ribereña de 17 años sea una de las grandes promesas del voleibol extremeño y nacional.

En su club de toda la vida saben que han perdido un gran valor, una jugadora que marcaba la diferencia, pero se muestran orgullosos y le desean la máxima de las suertes. De momento se integrará en el equipo juvenil, aunque también participará con el sénior. H