Jerez ha rizado el rizo. No solo ha ofrecido otro recital español (décimo octavo triplete de la historia) y carreras apretadas, más por detrás que por delante, sino que también ha alumbrado el resurgimiento de pilotos que no empezaron bien y que, de pronto, despertaron de su letargo ofreciendo, como hizo Maverick Viñales en Moto3, Tito Rabat en Moto2 y Dani Pedrosa en MotoGP, tres recitales en solitario mientras a sus espaldas se desataban las hostilidades. Y vaya hostilidades, de esas que levantan chispas y no se olvidan.

Jerez es siempre un buen teatro para ver cumplidos los sueños. Jerez tiene de todo pero, sobre todo, una última curva, un ángulo peligrosísimo para el piloto que no se percata que detrás lleva a un caníbal, al chaval más atrevido de la historia, al príncipe sin temor , a un niño cuyo instinto asesino lo ha convertido, en solo tres carreras, en el líder de MotoGP más precoz de toda la historia.

BAUTIZO DOLOROSO Jerez, que tuvo la brillante idea de bautizar esa horquilla con el nombre de Jorge Lorenzo, no sospechaba que en esa curva donde Michael Doohan tiró a Alex Crivillé en 1996, donde Valentino Rossi desplazó a Sete Gibernau en uno de los adelantamientos más vistos en Youtube de la historia y donde, hace solo tres años, el propio Lorenzo humilló a Pedrosa casi a empujones, Marc Márquez protagonizó una de sus maniobras imposibles para derrotar al campeón en la curva que lleva su nombre, en la trampa recién bautizada con su nombre.

No hubo carreras por la primera plaza. Viñales ganó al suspenderse la suya por caída de un francés malo-malo. Rabat logró, con una mano, el primer triunfo de su vida. Y Pedrosa protagonizó otro de sus recitales en la categoría reina, de esos de ahora me véis, ahora no me véis. Y se fue.

Pero las migajas que deja Dani Pedrosa a sus espaldas son caviar para Marc Márquez. El hambriento rookie de Cervera organiza auténticos banquetes con esas sobras. En Catar recibió la bendición del mismísimo Doctor Rossi. "He aprendido mucho tras Vale ", dijo el pícaro Marc. En Austin, maltrató a Pedrosa. Y ayer decidió tomar clases, eso sí, solo hasta la última curva, del mismísimo campeón.

"He cometido dos errores", reconoció Lorenzo, que se negó a darle la mano por dos veces a Márquez tras el polémico final de carrera. "Uno en la salida y otro en la última curva, cuando no me di cuenta de que llevaba a Marc pegado, pues de haberlo sabido hubiese cambiado mi trayectoria", le confesó Giorgio a Giacomo Agostini, 15 veces campeón del mundo, en la TV italiana. "El que tiene la cuerda de la curva, tiene las de ganar y la razón", añadió Ago . "Todos sabemos cómo es Marc, lo hemos aprendido rápido. Nunca se queja de los adelantamientos, simplemente te los devuelve", comentó Valentino Rossi, que no se cree que Marc visionase su ataque a Gibernau para practicarla con Lorenzo "o con quien sea".

INSTINTO ASESINO El caso es que Márquez, que llevaba 26 vueltas oliendo la sangre, llegó a esa última curva pegadito a