Cara y cruz para el fútbol extremeño. El más glorioso de los anversos y el más triste, lamentable y penoso de los reversos con apenas una década de distancia cronológica entre las dos situaciones. Ese mismo balompié regional que hizo historia, con cuatro años de presencia ininterrumpida en la Liga de las Estrellas o que, como mal menor, llegó a reunir hasta a tres representantes en una competidísima Segunda División A, ha derivado en una caótica situación bastante generalizada, marcada por un rotundo fracaso en políticas económicas y, lo que puede ser mucho más perjudicial cara a un futuro más o menos inmediato, el notable divorcio de unas aficiones, otrora entregadas y ejemplarizadas a nivel nacional, y ahora desencantadas y mostrando la más frustrante de las apatías.

La crisis, globalmente de identidad por encima de planteamientos deportivos y hasta económicos, no sólo afecta a los denominados grandes o a aquellos equipos que han gozado de situaciones de privilegio en las primera categorías del fútbol nacional. La mayoría de los clubs de la región han tenido que apretarse el cinturón y aventurarse en unas competiciones restrictivas y con complejos problemas de simple supervivencia.

Mérida caótico

Uno de los ejemplos más significativos hay que buscarlo en el actual Mérida, el heredero de aquel primer conjunto de la comunidad que un día regresó de Eibar con un histórico ascenso a la Primera División.

De acontecimiento regional, con honda repercusión a nivel nacional, se pasó a una época de vacas flacas que se vio agravado por el desencuentro entre la directiva que presidía José Fouto Carvajal y el alcalde de la ciudad, Pedro Acedo.

Hace cuatro años se producía la desaparición, con los impagos y una enorme deuda como telón de fondo, del club emeritense y desde el Mérida Promesas se iniciaba un nuevo proyecto que se inició en Tercera División.

Diversas directivas han abanderado la iniciativa y se han sucedido presidentes, directivos, secretarios técnicos o directores deportivos y hasta entrenadores. Esfuerzos estériles. La situación al día de hoy, con el grupo de empresarios aragoneses que se hicieron cargo de la entidad como penúltima alternativa deseando soltar la patata caliente de una situación insostenible, es delicadísima.

La gestora tiene apariencia de junta de salvación dado el cariz de los acontecimientos, se barajan nombres para intentar devolver a Mérida el glorioso pasado futbolístico. Ahora se ha desvelado que la deuda alcanza los 210.000 euros (unos 37 millones de pesetas), una cifra perfectamente salvable si todos se ponen a trabajar juntos.

Dudas almendralejenses

Apenas una treintena de kilómetros al sur de la capital autonómica secundó la iniciativa emeritense el Extremadura de Almendralejo. El equipo azulgrana recogió el testigo y alternó su presencia en la Primera División con ellos. La aventura comenzó en Albacete, con la ya inolvidable promoción de ascenso ante el cuadro manchego, y, con un par de dientes de sierra , elevó a la gloria de la Liga de las Estrellas un segundo estandarte deportivo regional.

También como en Mérida, el Ayuntamiento de Almendralejo intervino, la situación económica terminó por ser determinante y, sin desaparición hasta el momento, el cambio en el consejo de administración sólo sirvió para contemplar un descenso a Segunda B y dos negativos intentos por regresar mientras la afición, en su día nominada como la mejor de España, evidencia su desencanto en número de presencias en el Francisco de la Hera. La venta de los terrenos de la Ciudad Deportiva parece que solventa momentáneamente una quiebra económica pero no augura un futuro tan prometedor había en los 90.

Internacional Badajoz

El tercer equipo en danza en aquella cumbre extremeña fue el Badajoz. Aspirante a Primera, también ha visto mermadas sus glorias en el pasado reciente.

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