La eliminación de la sección de baloncesto del Real Madrid en semifinales de la Liga ACB a manos del Bilbao Basket prolonga a cuatro los años de sequía de títulos. La derrota del jueves es el cierre desafortunado en una temporada para olvidar.

El club lo intenta, pero no da con la tecla para lograr el éxito en el deporte de la canasta, una sección que, según aseguran quienes conocen bien al presidente, Florentino Pérez, eliminaría. Ni siquiera le sirve cómo fórmula ganadora, la inyección de millones que ya utilizó en su primera etapa.

17 jugadores han estado a las órdenes de Ettore Messina --que dimitió hace unos meses-- y Emmanuel Molin en las dos últimas temporadas.

La eliminación es el cierre catastrófico a un año que ya empezó mal, con la derrota en la Supercopa ante el Barça, y que ha acabado aún peor: con un vestuario dividido, con un técnico como Molin cuestionado y sin fuerza en el vestuario tras algún roce con sus hombres (Prigioni); con jugadores que no han salido de su papel de marginados (Velickovic, Vidal y Begic o el despedido Garbajosa) y con la amenaza de dimisión del director de la sección, Juan Carlos Sánchez, desmentida a las pocas horas. Lo único positivo fue volver al fin a la Final a Cuatro de la Euroliga, pero quedó un sabor amargo tras dos amplias derrotas.

CONTRASTE Mientras tanto, la euforia corre en el Bilbao Basket, rival del Barcelona a partir del próximo jueves en la final ACB. Si alguien está saboreando más que nadie el éxito de los hombres de negro, ese es Gorka Arrinda, el accionista mayoritario del club (posee en torno al 70% de las acciones del club), un chico bien de Bilbao y empresario de éxito gracias a la representación de deportistas de Sport Gestión, que cuenta con un centenar de clientes.

Su proyecto, fundado en el 2000, debía devolver al baloncesto vizcaíno a la élite, algo que ha logrado en tiempo récord con un puñado de gladiadores que no dan un balón por perdido. La pasada campaña rozó el título de la ULEB Cup y la próxima temporada jugará la Euroliga.