Al hilo de lo que os comenté ayer, me gustaría rendir un pequeño homenaje a los acontecimientos que se sucedieron hace cinco años. Siguiendo el orden cronológico donde lo dejamos ayer, hoy me gustaría continuar desde el 3 de enero del 2015, tras la derrota en Guadalajara. Como curiosidad diré que Castellón acabó la primera vuelta con doce victorias consecutivas, sacándonos a nosotros tres partidos de ventaja al inicio de la primera vuelta. Estaba claro que si queríamos volver al lugar donde todos pensábamos que debíamos estar, tendríamos que hacer un esfuerzo extra, sin bajar los brazos y esperar a que los otros equipos empezaran a pinchar.

Comenzaba la segunda vuelta, esta vez viajamos hasta Bilbao para enfrentarnos al Zornotza. No sé si os acordáis, aquel equipo que nos derrotó en la primera jornada y nos dio un gran tortazo de realidad, por si no sabíamos dónde estábamos. Ahora éramos un equipo diferente y creo que con la lección más que aprendida.

A mitad de noviembre habíamos sufrido un cambio, ya que un jugador que vino para ser importante como Ben Mockford, se tuvo que marchar por problemas familiares. En su lugar trajimos a EJ Kunsyer, un tirador americano al que le costó adaptarse a la liga y no tuvo suerte para demostrar todo su potencial en los nueve partidos que jugó con nosotros. Finalmente decidieron que no continuara y buscaron un perfil diferente.

Ahí es cuando vino Richard Nguema, un gran amigo mío, buen jugador y mejor persona con el que yo había coincidido en las categorías inferiores del Real Madrid (sé que os debo una columna que dejamos a medias sobre mis inicios en la cantera blanca; hay tiempo, tranquilos). Richard además ya conocía el club porque había estado un par de temporadas antes jugando a las órdenes de Carlos Frade en LEB Oro.

Hablando de jugadores se me ha ido el santo al cielo. En el primer partido de la segunda vuelta Castellón perdió. Y ya estábamos a dos victorias de ellos. Un par de partidos después, contra Getafe, volvieron a pinchar. Nosotros estábamos muy bien, no habíamos perdido ningún partido de los tres primeros en esta vuelta. Parecía que todo estaba controlado y lo teníamos de cara y de repente, en un partido que lo, tuvimos dominado prácticamente los 40 minutos, ¡pam! Volvimos a perder en casa, esta vez frente a Marín, llegando la primera derrota de la segunda vuelta. Se nos complicó al final, actuando como verdugo Garfield Blair, un excompañero con sed de venganza, y vaya si se la tomó, que nos enchufó 24 puntos.

Teníamos que volver a remar, estábamos de nuevo a dos victorias de Castellón, aún con el enfrentamiento directo pendiente. Tan solo quedaban diez partidos y teníamos que ganar dos más que Castellón, incluyendo el enfrentamiento directo, y que además en nuestro duelo particular consiguiéramos vencerles por más puntos de diferencia de lo que nos ganaron ellos a nosotros… vamos, algo prácticamente imposible para cualquier otro equipo, pero nosotros no lo veíamos como un imposible, lo veíamos como un reto.

En la siguiente jornada Castellón perdió en Marín. Volvíamos a estar a un partido con nueve jornadas por delante...

#YoMeQuedoEnCasa pendiente de estas ocho jornadas restantes.