Se suponía que con la nueva disposición táctica en rombo, la posición de Zidane en el vértice ofensivo y la aportación de Beckham y Figo por el centro liberarían a Raúl de tener que bajar constantemente al centro a buscar balones, lo que ha sido una constante en su juego desde su eclosión como jugador. Pues bien, salvo en las contadas ocasiones en que Zidane pudo enganchar, la constante en Valencia fue ver a Raúl desplazarse sin suerte en busca de la pelota. Casi siempre recibió de espaldas, lo mismo que Ronaldo, y con un rival que la acosaba por lo que sus pérdidas de balón fueron habituales. Contribuyó, además, a que aumentara el embotellamiento por el centro sin encontrar nunca pasillos para el ataque. En el caso del brasileño, ante la imposibilidad de superar los estrechos marcajes valencianistas intentó buscar la espalda a la zaga local por la izquierda. Tampoco tuvo mucha suerte. Queiroz parecía decidido a otorgar a Morientes el papel de primer suplente de Ronaldo, pero en Mestalla fue Portillo.