LECHE RIO BREOGAN: Carlos Cobos (3), Gintaras Gintavicius (15), Anthony Winchester (31), Michel Diouf (4), Roeland Schaftenaar (10) --cinco inicial-- Erik Quintela (0), Sean Ogirri (6), Manu Gómez (6), Navajas (5), Edu Martínez 8)

CACERES: Richard Nguema (12), Pedro Robles (15), Antonio Peña (8), Roberto Morentin (9), Josh Duinker (4) --cinco inicial-- José Antonio Medina (0), Olu Ashaolu (13) Alex Lopez (8), Miguel Lorenzo (0), Hobbs (19), Zane Johnson (7).

MARCADOR POR CUARTOS: 22-16, 44-45 (descanso), 63-68 y 88-95 (final).

ARBITROS: Vázquez y Zamora. Eliminado: Alex López (min. 39).

Así se empieza un playoff . El Cáceres se adelantó en su pulso con el Breogán con una victoria bastante holgada (88-95), en la que demostró una enorme jerarquía y solidez en los momentos complicados frente a un oponente nervioso y, sobre todo, desconcertado ante el enorme desempeño ofensivo y defensivo que se encontró enfrente.

Queda mucho todavía para anotarse la serie, pero la primera piedra está puesta y muy asentada. Mañana, en el mismo escenario (19.00 horas), ambos púgiles volverán a verse las caras. Aprovechar el estado de tensión de los lucenses será el objetivo visitante, pero en todo caso un 1-1 muy esperanzador está asegurado como mínimo para afrontar los dos siguientes partidos en el Multiusos.

Fue un choque frenético. El Cáceres arrancó sin complejos. Anotó en sus dos primeras posesiones, pareciendo dejar el mensaje de que el factor campo le importaba muy poco. Es lo que tiene creer en uno mismo, sobre todo cuando ese convencimiento en las propias ideas las has logrado trasladar del dulce calor del hogar a los desplazamientos, la hasta hace poco asignatura pendiente de este vestuario.

El Breogán no terminó de sentirse cómodo hasta que empezó a correr, un arma que podía esperarse relativamente. En el contraataque encontró un buen filón el conjunto de Lisardo Gómez para tomar la iniciativa, recurriendo también al triple cuando conseguía un poco de espacio. El 22-16 del final del primer cuarto dejó una mala sensación: Cáceres tenía la última bola, pero Ashaolu hizo falta en ataque y Manu Gómez clavó un mate en el segundo final.

Las malas noticias del inicio del segundo cuarto fueron totalmente engañosas. Un par de canastas rápidas del Breogán dispararon la diferencia a diez (26-16), pero no había la sensación de que la cosa podía acabar en masacre. Frade pidió tiempo muerto y los suyos buscaron bien en las siguientes posesiones a Pedro Robles, que empezó a poner la tirita y al poco raro el marcador ya estaba igualado (30-30, min. 16). Los visitantes disfrutaban de unos minutos de enorme inspiración ofensiva y sobre todo defensiva, no permitiendo buenos balones interiores a Michel Diouf y dificultando los lanzamientos de Anthony Winchester y Gintaras Leonavicius.

El cambio de escenario se completó faltando apenas 44 segundos para el descanso tras un 2+1 del creciente Alex López (39-43). Sin embargo, en la última posesión hubo una ingenuidad aún más grande que la del primer cuarto: cuando no tenía el 'bonus' cumplido, el Cáceres no realizó ninguna falta con cuatro segundos en el electrónico y permitió un triple a tabla de Sean Ogirri que dejaba un 44-45 positivo, pero quizás poco premio al meritorio tramo de partido que se había protagonizado.

SEGUNDA PARTE Tras el intermedio, se dispuso de otra bola de break con el 51-59, pero Lugo reaccionó bien (59-59). Del siguiente puñetazo, infringido por López con un triple y una canasta de dos, ya no se podría levantar. Braydon Hobbs estaba dando un curso en la dirección de juego, Roberto Morentin exhibía su sabiduría y Ashaolu su desmesurado músculo.

La renta conseguida no era mala faltando diez minutos (63-68), pero en cualquier momento el 'Breo' amenazaba con acercarse. Sobre todo lo logró gracias a un par de decisiones arbitrales controvertidas, pero no lo suficiente como para poner nervioso al Frade team.

Fueron minutos de auténtico ensueño a nivel ofensivo. El Cáceres pasaba y pasaba la bola hasta encontrar al hombre mejor situado, que casualmente , lograba enchufarla desde lejos o con una penetración.

A falta de menos de cinco minutos, medio trabajo estaba hecho (67-78), pero había que culminar, meter los tiros libres, seguir apretando en la defensa. Los locales lograron algunos triples lejanos, pero siempre recibieron la respuesta adecuada. Sin piedad. Con el público abandonando las gradas, el minuto final casi sobró. El Cáceres había hecho lo más difícil, pero solo manteniendo este nivel se podrá seguir soñando.