Toni Elías (Movistar Aprilia) ha perdido todas sus opciones de luchar por el título mundial de 250 cc al sucumbir bajo la lluvia que no ha cesado de caer a lo largo de todo el Gran Premio de Australia que se ha disputado en el circuito de Phillip Island. En MotosGP, Sete Gibernau (Movistar Honda) ha logrado matemáticamente el subcampeonato mundial al entrar en cuarto lugar en línea de meta.Elías había hecho todo su trabajo a la perfección a lo largo del fin de semana y ello le permitió partir desde la mejor posición de la formación de salida para la carrera australiana, pero cuando esta mañana ha amanecido, el cielo estaba completamente cubierto y no dejaba de caer una constante lluvia que ha truncado la ascensión final del piloto de Manresa en busca del título.El piloto de la Movistar Aprilia no ha hecho una buena salida y tampoco ha dado muestras de poder mantener el ritmo de los hombres de cabeza. Tras caer hasta una decepcionante decimoctava posición ha logrado sobreponerse algo a la adversidad pero sólo para entrar undécimo en la línea de llegada. Como Manuel Poggiali (Aprilia) ha llegado noveno, la desgracia se había consumado y Toni Elías deberá esperar al 2004 para buscar su primer título mundial.Nueva exhibición de RossiUna vez más, la segunda en lo que va de temporada, a Valentino Rossi se le ha escapado una bandera amarilla, la que mostraban los controles tras el accidente del australiano Troy Bayliss, que ha acabado siendo retirado en camilla, pero en esta ocasión tampoco la ha visto y la penalización de diez segundos se ha hecho incuestionable.Rossi (Honda RC 211 V) no se ha dado cuenta de la sanción hasta la duodécima vuelta, cuando ya iba líder y destacado, pero tras conocer la penalización ha imprimido un ritmo frenético a la carrera y lo que parecía imposible ha acabado sucediendo.Incluso con diez segundos de penalización, Valentino Rossi ha sido capaz de doblegar a todos sus rivales por más de cinco segundos y eso que su compatriota Loris Capirossi (Ducati Desmosedici) ha marchado tras él en un intento vano de mantener el ritmo de su rival.