El culto al cuerpo tiene en Copacabana uno de sus ombligos. El ocio de los cariocas pasa por esta playa de arenas blancas y su paseo de piedras portuguesas, que cambia de dibujo cuando llega a Ipanema.

La piel dorada, los zumos de fruta tropical y las miradas calientes son algunas de las señas de identidad de este polideportivo natural, en el que se mezclan corredores, ciclistas, skaters , surfistas, jugadores de voley y, por supuesto, futbolistas playeros. El selfi es durante estos días el deporte más popular entre los turistas olímpicos.

El lujo de mirar y dejarse ver es, en el fondo, la afición favorita de los asiduos al lugar en el que se popularizó el tanga, la prenda minimalista que los cariocas más atrevidos --dicen-- podrían usar como hilo dental. Curiosamente, el nudismo integral e incluso el topless está mal visto, por no decir prohibidos. Desde su atalaya, el Corcobado lo ve todo.

Lo más auténtico

El estadio de voley playa, situado sobre la arena de Copacabana, es por su ubicación lo más auténtico de estos Juegos. Lo que pocos podían sospechar es que en una de las cunas de este deporte se iba a jugar bajo una garúa constante, un sirimiri más cantábrico que tropical. Pero Elsa Baquerizo y Liliana Fernández, el doble español que se enfrentaba a la pareja brasileña formada por Agatha Bernarczuk y Bárbara Seixas, vigentes campeonas del mundo, estaban preparadas para todo.

Brasileñas y campeonas del mundo. Y por si fuera poco, jugando frente al portal de su casa. De entrada, Elsa y Liliana no lo tenían fácil. Bárbara se crió en Copacabana, jugando al voley cuando apenas era una 'meninha', desde que el sol sale por el océano y se oculta tras el Morro de los Dos Hermanos, al fondo de la poluta bahía de Guanabara. La 'torcida' local estaba, además, decidida a abuchear cada saque de las españolas.

En el arranque del partido, las españolas fueron las más listas. Aprovecharon el viento a favor del nordeste para marcar un inicial 4-0. La 'torcida' se desgañitaba bajo sus chubasqueros. "Al principio estábamos un poco sorprendidas con tanto barullo --afirmaría al final la sonriente Liliana Fernández-- pero sabíamos lo que iba a pasar porque Bárbara es de este barrio. Con el 4-0 nos metimos de lleno en el partido y a partir de ahí nos aislamos de todo".

El primer set acabó en un confortable 17-21 para las españolas. El segundo fue muy igualado y excitante, con las brasileñas por delante casi siempre, pero con Elsa y Liliana aguantando la presión e igualando el marcador cada vez que Agatha y Bárbara se iban de dos puntos. Tras un 20-20, se llegó al 20-22. Partido para las españolas, primeras de grupo, y pólvora mojada entre la desilusionada 'torcida'. Tan solo un minuto después, dejó de lloviznar.