La Comisión Europea estrechó ayer un poco más el cerco sobre las prácticas monopolísticas en el sector energético europeo. Esta vez, las sospechas recayeron sobre E.ON y Gaz de France (GdF) al abrir una investigación formal para determinar si la compañía energética alemana y la gasista francesa violaron las reglas de la competencia al llegar a pactos para no vender gas en el mercado de la otra, incluso después de la liberalización del sector.

Bruselas inició la investigación en el 2006, tras las inspecciones realizadas a empresas de seis Estados miembros, aunque ha decidido proceder ahora por sus sospechas de "prácticas concertadas".

El acuerdo, según Bruselas, afectaría especialmente al suministro de gas procedente del gasoducto MEGAL, propiedad de la alemana Rurhgas y la gasista francesa, aunque fuentes del Ejecutivo comunitario no descartaron que la investigación fuera más amplia. Este gaseoducto es la principal vía de entrada del gas de Rusia en Francia y uno de los más importantes utilizados para trasladar este recurso al sur de Alemania, por las fronteras germano-checa y germano-austríaca.

EN EL PUNTO DE MIRA A partir de ahora ambas empresas, y varias de sus filiales en el punto de mira de la Comisión Europea, pueden presentar sus alegaciones aunque no hay un plazo preestablecido para acabar la investigación.

Esta es la séptima investigación en el mercado del gas y la electricidad este año. E.ON dijo el lunes que la sospecha de Bruselas concierne a un acuerdo de 1975 con el grupo francés, que "nunca fue significativo en la práctica".