El corredor ferroviario de la Y vasco, que ya lleva acumulado un retraso de 13 años, acabará sufriendo una demora total de 29 años sobre los plazos inicialmente establecidos y un sobrecoste del 39%, equivalente a unos 1.800 millones de euros.

Esta es una de las conclusiones que se desprende de la última auditoría del Tribunal de Cuentas Europeo sobre el desarrollo de los ocho megaproyectos de infraestructuras de transportes impulsados, como prioritarios, por la Unión Europea.

En general, el informe, publicado ayer, detecta sobre todos estos proyectos retrasos de más una década, sobrecostes multimillonarios que superan los 17.000 millones de euros, previsiones de tráfico excesivamente optimistas en algunos casos que ponen en cuestión la viabilidad económica de algunos proyectos de y un control limitado e insuficiente por parte de la Comisión Europea. El informe está plagado de críticas durísimas en relación a lo que denominan «ejecuciones no eficientes» tanto en cuanto al tiempo como al sobrecoste.

Entre las ocho grandes infraestructuras analizadas figuran la Y vasca. En el caso del corredor ferroviario, que debe conectar a España con Francia a través del País Vasco, se avisa de que «la línea convencional a Burdeos existente posee una capacidad demasiado baja y necesita ser actualizada y la conexión con el resto de la red ferroviaria española, vía Burgos, probablemente no estará terminada en 2030».

Por otra parte, los auditores constatan que «el trabajo en la parte francesa no se iniciará antes de 2037 ya que el Gobierno actual concede mayor prioridad a las obras en infraestructuras ya existentes que a las nuevas». Así, «dado que la conexión de alta velocidad ni siquiera está planificada en el lado francés de la frontera, la entrada en funcionamiento de la Y vasca a plena capacidad se retrasará al menos 29 años», sostiene Oskar Hericks, miembro del Tribunal de Cuentas autor del informe.