Jesús Neira, hasta ahora presidente del Observatorio contra la Violencia de Género de Madrid, se ha quedado sin cargo después de ser condenado a 1.800 euros y retirada del carnet durante 10 meses por conducir borracho. El profesor lanzó un órdago a Esperanza Aguirre a la que retó a destituirle, pero la presidenta de la Comunidad de Madrid se evitó este trago y optó por suprimir el organismo que presidía Neira.

El profesor aseguró ante el juez que, el pasado miércoles, bebió "una copa de vino y un licor de café" que, junto a una medicación que se toma por un problema de salud, elevó su nivel de alcoholemia el triple de lo permitido. "Eso es todo", declaró a la salida del juzgado.

UNAS COPAS Ante los periodistas, Neira insistió en que no iba a dimitir. "Soy éticamente intachable y no he transgredido la ética y, por tanto, no dimito ni voy a dimitir", proclamó. Y sugirió a Aguirre "que ejerza su función" y le reemplace como presidente del organismo porque, según afirmó, está "hasta el gorro de historias que son indignantes". Asimismo, reivindicó su derecho a tomarse "unas copas" cuando "le dé la gana".

Neira pasó de ser un profesor anónimo a un héroe tras ser brutalmente agredido por un hombre que maltrataba a su pareja en un hotel de Madrid cuando trató de interceder en la discusión. Aguirre le ofreció el cargo al poco de salir del hospital, pero, ante el órdago lanzado por su titular, ha optado por suprimir el organismo con la excusa de la crisis económica. Sus funciones serán asumidas por la Consejería de Presidencia, que dirige Francisco Granados, el primer dirigente del PP que pidió la dimisión de Neira. "Estas declaraciones no se las toleraría ni a mi padre", replicó ayer un desafiante profesor Neira.