Un ingenuo mensaje de WhatsApp, y una menos ingenua filtración de su descarado contenido, dan por fundado el temor que la pasada semana tenía el presidente del PP, Pablo Casado, a que el viejo PP le dé nuevos problemas. Ignacio Cosidó, portavoz popular en el Senado y exdirector general de la Policía con Rajoy, pidió ayer disculpas por «el lenguaje coloquial» que utilizó al comentar con ese wasap a los senadores de su grupo el pacto alcanzado con el PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial. En el mensaje, desvelado por El Español, celebró como «una jugada estupenda» la elección de Manuel Marchena al frente del gobierno de los jueces y del Tribunal Supremo porque supondrá mayorías cómodas en el Consejo, «y además controlando la sala segunda desde detrás».

Al poco de conocerse la noticia, el portavoz popular argumentó: «Entiendo que se pueda haber malinterpretado, pero, en todo caso, es una interpretación errónea. En ningún momento se habla de ningún intento de control del poder judicial. Lo que intento decir con más o menos fortuna es que la elección de un presidente del Supremo de muy reconocido prestigio ayudará a que las decisiones del Consejo sean lo más unánimes posibles. No quería decir que permite el control porque entre otras cosas no es cierto”.

El incidente se produce al poco de conocerse que la Fiscalía Anticorrupción indaga un posible juego sucio policial en la investigación de las finanzas del PP. En una pieza secreta, el fiscal trata de averiguar si el excomisario Villarejo o alguien en la Policía que dirigía Cosidó -siendo ministro Jorge Fernández Díaz- compró con fondos reservados a Sergio Ríos, el chófer de Luis Bárcenas, extesorero del PP, y su esposa, Rosalía Iglesias, para conseguir información y papeles de Bárcenas. No todo el material obtenido de esa forma, al parecer, llegó a manos de los jueces.