Tardó en llegar la fiesta al bilbaíno pabellón de La Casilla, donde el Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK, en euskera) celebró la noche electoral. Nada hacía pensar en un triunfo de semejante magnitud; mientras los simpatizantes de la izquierda aberzale tardaron en asumir los resultados, la propia organización ni se lo creía. EHAK prometió que todas "las voces que han sido ilegalizadas", en referencia a Batasuna, podrán ser escuchadas en el Parlamento de Vitoria gracias a sus 9 escaños.

La llegada triunfal de Arnaldo Otegi, rodeado de la plana mayor de la ilegalizada Batasuna, con ikurriñas y banderas rojas, acabó por desatar la euforia de los 2.000 simpatizantes que le acogieron con gritos de "independentzia", "sozialismoa" y "sin parar hasta la victoria".

El portavoz de Batasuna reclamó la puesta en marcha inmediata de un proceso de paz y emplazó al presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, al candidato socialista, Patxi López, y al lendakari, Juan José Ibarretxe, a "sentarse en una mesa mañana mismo por hoy para acabar con el conflicto político y armado".

Las cabezas de lista de EHAK salieron a recibir a la comitiva de Batasuna. Históricos de HB como Tasio Erkizia, junto con los actuales dirigentes Pernando Barrena, Joseba Permach y Jone Goirizelaia se sumaron a la fiesta con el canto del Eusko Gudariak (Himno al soldado vasco), pero no quisieron subir al escenario.

Otegi agradeció la "seriedad y fidelidad" de los seguidores de Batasuna, y destacó que la propuesta realizada en Anoeta para buscar una salida dialogada al conflicto "se ha visto refrendada en las urnas". Antes de la irrupción de la comitiva de Batasuna, Nekane Erauskin, cabeza de lista por Guipúzcoa, resaltó que "el Parlamento será antidemocrático porque falta Batasuna". La candidata afirmó que las elecciones han demostrado que el pueblo vasco no quiere mayorías "de un lado u otro", sino que quiere democracia y paz.

La sorprendente noche electoral comenzó muy tímidamente; hasta las nueve y media apenas se habían reunido en La Casilla 200 personas. Hubo que esperar a que el 100% de voto estuviera escrutado para que el ambiente se caldeara y el bar se llenara. Los silbidos contra los políticos del PP y del PNV que aparecían en la pantalla gigante confirmaron que sus bestias negras son las mismas que las de Batasuna: los dirigentes populares María San Gil y Leopoldo Barreda, el lendakari Ibarretxe y el consejero de Interior, Javier Balza.

EL ESCAÑO DE ARALAR Por su parte, Aralar, partido nacido en el 2000 tras una escisión de Batasuna y que, a diferencia de la fuerza de Otegi, sí condena la violencia etarra, consiguió ayer entrar por primera vez en el Parlamento vasco. Aintzane Ezenarro, diputada electa por Guipúzcoa, afirmó que trabajará por conseguir "la paz que Euskal Herria necesita y por la capacidad de decisión de los vascos". Ezenarro ofreció su colaboración a otros partidos para trabajar por estos objetivos y por una política de "izquierdas".