Con discreción, sin ruido, mientras el Gobierno busca la paz en contactos directos con ETA, avanzan otros proyectos diseñados para cuando se alcance el fin de la violencia. Como el plan de futuro para los etarras arrepentidos y sin delitos de sangre, que busca facilitar su subsistencia y la de sus familias. Un número indeterminado pero significativo de empresarios vascos aceptarían darles trabajo.

El proyecto de este Inem para arrepentidos está en su primera fase, pero su desarrollo ya está confeccionado. Tendrán más posibilidades de empleo los etarras que, habiendo renunciado a la violencia, tengan algún grado de formación profesional. Para los universitarios será más complicado.

Fichajes a cuentagotas

El cupo de altas laborales en cada empresa sería limitado para evitar efectos perjudiciales para el negocio. Empresarios vizcaínos y guipuzcoanos, sondeados con el conocimiento de los gobiernos central y vasco, se han mostrado dispuestos "a lo que haga falta", si bien las incorporaciones, por elementales criterios de prudencia, se harían a cuentagotas. En alguna de las reuniones se han oído comentarios como este: "Si hay que contratar, contrataremos. Pero no por ningún romanticismo, que quede claro, sino para estar tranquilos".

El sustento contribuiría a garantizar esa tranquilidad que todos desean porque, como explicó un político participante en alguno de estos contactos, "los etarras arrepentidos tendrán que comer". Porque cuando renuncien a la violencia, ETA, cuyas finanzas flaquean según fuentes de la lucha antiterrorista, ya no atenderá a sus gastos corrientes. En este sentido, no fue gratuito que el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, apuntara hace unos días que habrá que hablar del futuro de los integrantes de ETA.

Se trata también de evitar lo que sucedió con algunos antiguos presos del Ulster, que acabaron dedicándose al contrabando en la Costa del Sol. Los interlocutores que trabajan en esta iniciativa, para demostrar que buena parte del empresariado vasco está ilusionado con el proceso de paz y dispuesto a arrimar el hombro, recuerdan que a casi ninguno de los presos de ETA que han ido saliendo de la cárcel les falta trabajo.

Descartada la incorporación de antiguos etarras a la policía autónoma --"la Erzaintza debe estar vedada para ellos", según las fuentes consultadas-- las firmas que acojan a esos nuevos empleados serán preferentemente las que desarrollan sus tareas a cielo abierto, entorno al que se les supone habituados.

Nada mejor, en ese caso, que las numerosas sociedades vascas dedicadas a la investigación submarina, limpieza de bosques y extinción de incendios. Y, también, a la fabricación de herramientas, sector en el que falta mano de obra.

Ayudas europeas

Algunas de esas empresas son de capital mixto, público y privado, y otras, privadas. El proyecto incluye, en todo caso, la petición de ayudas, en su momento, a la Unión Europea. Como la iniciativa se inspira en cierto modo en el Ulster, podrían repetirse los apoyos a promociones industriales en Irlanda del Norte que hizo efectivos la Comisión Europea.